Hace dos semanas(pasajero secuestro), han estado acosando a mis padres con el fin de que paguen una “vacuna” por la producción de la hacienda ganadera que han tenido durante más de cincuenta años. Estos invisibles señores, a quienes solo conocemos por su voz, no han dejado de llamar ni un solo día. Mi padre está muy preocupado y su presión arterial no se ha estabilizado. A mi madre tampoco le ha resultado fácil, ya que sus niveles de azúcar también la han estado molestando.
Por otro lado, el capataz y su esposa están muy estresados. Los mensajeros de los jefes visitan la propiedad dos veces al día para amenazarlos. Al ver que mis progenitores hacían caso omiso de sus peticiones y manipulaciones psicológicas, decidieron secuestrarme. Llevo una semana encerrado en un cuarto que ellos mismos construyeron en la hectárea número cien de las doscientas que conforman el predio. Los bandidos me obligaron a grabar un vídeo en el que afirmaba estar bien por el momento en pasajero secuestro. Sin embargo, advirtieron que, si no pagaban la suma de $200 000.000 millones de pesos lo antes posible, me matarían y enviarían mi cuerpo descuartizado a la mansión.
Una noche, mientras mis captores dormían, la idea de escapar comenzó a rondarme. Divisé un objeto afilado cerca de mí, con sigilo logré desatarme. Arrastrándome como un soldado, llegué a la puerta. Con cuidado, quité el manojo de llaves que uno de ellos tenía en sus manos mientras dormía. Abrí el candado y justo cuando estaba a punto de salir, el malhechor se despertó e intentó capturarme. Sin embargo, fui más rápido y lo dejé fuera de combate con una patada en la cabeza y un puñetazo en el plexo solar.
Pasajero secuestro al amanecer
Al salir de mi prisión, me encontré con un cielo oscuro y tenebroso. La luna llena, grande y amarillenta como una moneda de oro iluminaba el paisaje. Una brisa fría e intensa erizó mi piel mientras los árboles parecían aullar como si quisieran hablarme. Pensé que estaba solo, pero pronto divisé a dos sujetos en la penumbra. Conociendo bien el terreno donde había vivido toda mi vida, resulté más astuto que ellos. Corrí hacia mi pozo favorito donde solía jugar con mis mascotas. Me desvié del camino, en la oscuridad los bandidos no vieron el estanque. Cayeron en él y mis cocodrilos no desaprovecharon la oportunidad de devorarlos en un santiamén.
Entretenida entrega de final inesperado. Saludos desde Mérida.😊
[…] tuvo una vida más tranquila desde pequeño, una familia de mejor posición económica sin mayores dramas, en cambio yo tuve una familia con menos status social, con malas experiencias en la salud, […]