Anteriormente, cada sábado solíamos en nuestro taller automotriz, comprar chicharrones, los suficientes para poder compartir con nuestros trabajadores y algún cliente que llegara. La idea era la sana convivencia entre todos, sin hacer miramientos ni envidias, se hacía por el mero hecho de compartir los alimentos y sobre todo saborear los momentos de alegría entre todos los asistentes.
Cierto día llegó un licenciado muy renombrado y pudiente, él iba vestido de acorde a la abogacía, y en aquel entonces iba de acompañante su pequeño hijo de aproximadamente diez años de edad. y justo cuando estábamos a punto de servirnos nuestras raciones de comida, con gusto les ofrecimos que se unieran al convivio, cosa que él muy sencillo accedió de buen gusto, al igual que el niño.
Por un momento aquel licenciado se olvidó del protocolo de los juzgados, ahora era uno más de nosotros, él se desinhibió y de una forma libre tomaba sus tortillas y se hacía sus tacos, así como los de su hijo, ese día se pasaron una mañana muy diferente a la que estaban acostumbrados, después del término de esta amena comida, se despidieron y se fueron no sin antes agradecer el hecho de que los habíamos invitado a comer con todos nosotros.
El sábado siguiente, nos causó sorpresa ver llegar de nuevo a aquel licenciado, esta vez junto con su esposa y nuevamente su hijo. Solo que ahora ellos llevaron la comida.
El asombro fue mayor cuando la esposa del licenciado nos comentó que quería ver cómo y de qué forma se desenvolvía su esposo y su hijo, ya que la experiencia de ellos les había dejado un grato sabor de boca.
Esta anécdota siempre la llevo muy presente. Son las cosas sencillas y simples las que nos causan una mayor alegría, el poder compartir y sobre todo disfrutar ya sea mucho o poco es una satisfacción que permanece por el resto de la vida. En este capitalismo uno se encierra en sí mismo, sin tiempo para vivir una vida de familia, ni cultivar la amistad, ni disfrutar de las cosas sencillas.
A pesar de ser ricos, aquella familia y disponer de muchas cosas, les hacía falta el desfogue del estrés y que mejor con personas sinceras que aportan algo positivo.
Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa.