Desde hace algún tiempo he estado viendo por redes sociales, noticiarios e incluso he escuchado por la radio que el actual gobierno, que se hace llamar la 4T (o cuarta transformación) se dedica a manipular, robar, engañar y a destruir instituciones, ideales y el sistema económico de mi país.
Este mismo gobierno acusa a la oposición (que es casi inexistente por voluntad propia) de hacer intentos por desestabilizar y conspirar contra un gobierno legítimo. Mientras tanto, la poca oposición que hay en México se dedica a señalar cada una de las fallas del gobierno, y a acusar a la 4T de intentar eliminar a políticos, expertos, ciudadanos y agrupaciones que en algunos casos cuentan con especialistas en política y corrupción, y que se han dedicado por años a combatir la corrupción.
Por otra parte, tenemos a la supuesta oposición, esta se encuentra totalmente fragmentada, y cuenta con pocos lideres, que están sumamente dañados por sus propios actos de corrupción, una nula inteligencia política y un conjunto de propuestas que en muchos casos rayan lo absurdo.
Como el caso de FRENAAA. Un grupo que abiertamente buscaban anular las elecciones y quitar al presidente de su puesto. (algo así como el voto por voto de AMLO cuando perdió por segunda ocasión las elecciones)
Además de que este grupo estaba conformado por empresarios y gente de clase alta que no tenían ninguna conexión con las personas de escasos recursos, quienes, desde su punto de vista solo veían a un montón de gente rica haciendo berrinches por no haber logrado al candidato que querían, esto lejos de dañar la imagen del presidente no hizo más que reforzar su posición.
Pero entonces ¿es la cuarta transformación buena? ¿o como dice gran parte de la población son un intento de dictadura que no hacen más que dañar las instituciones y la democracia?
Aquí vamos a analizarlo.
Comenzaremos analizando a Andrés Manuel y a su movimiento, MORENA (movimiento de regeneración nacional). El personaje político de AMLO se basa casi en su totalidad en el discurso y propuestas francamente poco sólidas, llegando a decir que combatiría todos los males del país combatiendo la corrupción y en neoliberalismo, pero hasta ahí.
Aun a la fecha nadie tiene detalles de cómo se llevaría a cabo dicho combate. Incluso a la fecha, cuando anuncia supuestos combates contra la corrupción, sus acciones se basan de cancelar de golpe contratos o erradicar organismos, asegurando que se llevó a cabo por corrupción, pero nunca ha presentado pruebas, procesos legales o si quiera algún culpable de corrupción.
Toda su campaña y todo el gobierno de AMLO se basa en la idea de que él y solo él es la única opción sensata para gobernar al país, solo él puede salvar al pueblo mexicano y solo él puede erradicar la corrupción, aunque fácilmente más de la mitad de su partido este compuesto por antiguos miembros del PRI, PAN, PRD, Etc. esto es lo que le ha hecho merecedor de aquel apodo de “el mesías tropical”.
Por su postura de ser el hombre que salvaría a las masas del yugo del sistema corrupto, una posición clásica de un populista.
El presidente tiene muy claro aquella frase de “divide y vencerás” ya que constantemente usa sus mañaneras para crear nuevos y malvados “enemigos del pueblo” estos son variados y útiles, ya que cuando surge algún escándalo de corrupción de algún mimbro de su gobierno no tiene más que dar a entender que “hay otros peores”, es por ello que no ha dudado en pelearse con los españoles, el Oxxo, estados unidos, youtubers, periodistas, influencers, bancos, opositores, televisaras, empresarios, etc. (la lista es demasiado larga para ponerla aquí). Y de paso divide a la población en tres.
Quienes apoyan ciegamente al presidente, quienes están de lado de las empresas y quienes no toman partido en ningún bando porque consideran que nadie tiene la razón.
Por último, o solo el, sino todos los gobernadores de su partido, diputados, senadores, presidentes municipales, y población que aún conserva de su parte se dedican a desmantelar o a descalificar cualquier tipo de crítica contra su movimiento, acusándolos de ser fifís, alienados, engañados o de ser cómplices de los “conservadores”, en algún caso, hasta señala que son pagados por estados unidos para desestabilizar su movimiento (como si los estadounidenses desearan una revolución en su patio trasero).
Quizás lo más grave de todo es la forma en que ataca a todo noticiario, diario, y más individualmente a todo periodista que se atreve a criticarlo, esto ha llegado a tal grado que incluso ha señalado a comediantes por señalar algún error, o burlarse del movimiento de algún modo, como si esto fuese un delito grave, o por la forma en que se comporta el movimiento, como si se hubiera caído en el peor pecado posible, pensar de forma distinta al movimiento.
Y por otra parte tenemos a la supuesta oposición, quienes por más que lo intentan, no logran convencer a la población que no apoya al presidente (hay que recordar que AMLO gano con el 30% de los votos, el resto se abstuvo o bien apoyaron a otro candidato), aunque siendo sinceros no es para menos.
Los intentos de los grupos opositores llegan a ser absurdos y sus demandas tampoco ayudan, llegando a criticar los zapatos del presidente y sus trajes (que se notaba no eran de su talla) para después pasar a criticar los vestidos de la “no primera dama” por ser excesivamente caros.
Lo que deja en claro que no importa si el presidente y su familia usan ropa cara o barata, serán igualmente criticados.
También podemos mencionar que los partidos de oposición al presidente se encargaron de destruir su propia reputación al iniciar una guerra contra el narco pesimamente planeada, al evidenciarse saqueos al erario y al darse a conocer innumerables videos de abusos de autoridad, robo, e incluso relaciones con el narco de parte de servidores públicos de todo tipo.
Esto dejo a los partidos políticos sin opciones para contender en las elecciones (tanto en las pasadas como en las que vienen en 2024).
Y quizá lo que más entierra a la oposición es que no logran ponerse de acuerdo para un posible candidato.
Tanto el PRI como el PAN tienen ideas de candidatos muy distintos, lo mismo que el resto de los partidos, por lo que es probable que en las elecciones siguientes cada uno tenga su propio candidato, esto sumado a que lo normal era que para mitad de sexenio los partidos ya tuviesen su candidato listo (y ahora no hay señales de vida) nos da una clara idea de lo perdidos que se encuentran los partidos.
Mientras tanto, el presidente se dedica en sus mañaneras a hacer campaña para su partido y sus posibles candidatos, llevándolos consigo en actos públicos y atacando instituciones como el INE.
Acciones que si bien no son tan graves como lo asegura la supuesta oposición, tampoco son insignificantes.
Ante esto ¿Qué es lo que nos queda hacer a los ciudadanos?
Lo primero seria no cometer el mismo error que con la victoria de Lopez Obrador.
El voto no debe darse con el hígado, sino con el cerebro. Así que llegado el momento debe exigírsele a los candidatos que expongan ideas, propuestas claras y que digan paso a paso como se van a llevar a cabo y con que finalidad.
Segundo: debemos ser analíticos y basar la crítica o el apoyo al presidente exclusivamente en los hechos, pedir rendición de cuentas y evitar la destrucción de las instituciones que en mayor o menor medida son los medios para evitar el abuso de poder. Después de todo el presidente se va, pero las instituciones de gobierno se quedan.
Por último, de ser posible, hay que involucrarse en los procesos electorales, es lo único que, llegado el momento puede garantizar las elecciones limpias.
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