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El bagaje y no darte por vencido:

En la vida, ante lo que sucede y vivimos cada día, siempre estamos expuestos a fracasar o a triunfar, como quieras concebirlo, ambos hay que recibirlos con humildad, resumir, asimilar y guardarlo en nuestro huacalito para enfrentar lo que vendrá mañana, lo importante es mantenerte firme, positivo; y si te toco la de malas y no salieron las cosas como pensabas piensa que siempre tienes la oportunidad de volverlo a intentar.

Hay momentos que pueden resultar realmente desmotivantes, malas decisiones, apuestas a algo y no sale bien, que te quitan esa energía para poder continuar un proyecto y truncan la esperanza de comenzar uno nuevo. Hay que entender que detrás de todo “fracaso” hay un aprendizaje. Es importante que después del suceso analizar que sucedió, a su debido tiempo, después de tu duelo que sucedió, que pudo ser y no fue, que se perdió, que quedó como enseñanza y experiencia.

Nunca pierdas la seguridad en ti mismo(a), y si flaqueas, considera identificar cuándo el temor a fracasar ha escalado a tal punto que limita las posibilidades de progresar y aparece esa sensación de creerse siempre incapaz de todo, y todo para ti es difícil de lograr. Igual, identifica si sientes una presión de parte de los otros y no se pueda satisfacer expectativas ajenas construidas alrededor de uno mismo.

Siempre hay formas de abordar los diferentes problemas que se presentan, ya sea para no fracasar nuevamente o para superar esa etapa posterior, considera que si los objetivos son pensados como escalones, es posible crecer y avanzar de forma gradual. Además, no solo será más fácil cumplir con lo propuesto, sino que también brindará una satisfacción y energía para continuar.

Siempre considera buscar el apoyo de un profesional de la salud mental para entender con mayor precisión qué es lo que te está sucediendo y por qué.

Frena tu mente y observa analíticamente qué cosas salieron mal, qué decisiones se tomaron mal, cuáles estuvieron bien, qué faltó, y otros elementos que puedes desmenuzar y analizar.

Dentro de todo el contexto aprende a diferenciar qué le corresponde a cada uno de los involucrados en lo sucedido. No eres todólogo(a), ni todo lo haces bien, ni tampoco todo puede depender de ti.

La persona que cree saber todo y es exageradamente perfeccionista puede quedarse bloqueadas. Es sano entender que siempre puede haber alguien mejor o que tienes oportunidades de mejora, sin caer en el conformismo, lo anterior te permite aprender, que equivocarse bajo ciertas circunstancias es válido, y continuar creciendo sin presionarte. Bien dicen que nadie nace sabiendo, por eso, el fracaso también forma parte del proceso.

Para un mismo problema todos podemos tener diferentes perspectivas de lo que sucedió, lo que para ti puede ser un fracaso para otra persona puede ser solo un tropezón. Charlar con personas de tu confianza puede ayudarte a tener una visión más amplia de los hechos y ser más objetiva. Esto ayuda a racionalizar el “fracaso”, y verlo desde diferentes perspectivas, recuerda no estás solo(a), siempre hay una mano amiga.

Reconocer que el miedo forma parte del paso por la vida es comprender que la valentía es enfrentar esa desconfianza a no poder lograrlo. A partir de ello podrás mirar ese miedo desde otro lado y enfrentarlo para lograr lo que te has propuesto. Soy de los que piensa que más vale decir lo intente y funciono o no funcionó a decir “y si hubiera”.

Es importante que consideres que el tiempo invertido ya paso y no puedes hacer nada al respecto más que conservar lo que te dejo de aprendizaje, no vivas rumiando sobre lo sucedido, es muy importante que estés consciente de vivir bien el presente, cada momento es un regalo de Dios, no hay tiempo perdidos, todo depende de tu actitud ante lo que hayas vivido.

Haz que tus palabras y acciones creen una realidad mejor de la que ahora ves, porque hay palabras que no cambian nada ni a nadie, pero hay otras palabras que construyen un mundo mejor, declara lo que quieres.

Permanece atento(a), porque las oportunidades llegan y puedes dejarlas ir, si no las aprovechas, no regresan.

Un cambio de trabajo, un giro de actividad, una invitación que no puedo rechazar, un sueño que se puede hacer realidad si digo que sí a la vida, si arriesgo un poco, si no dudo, si venzo el miedo, si soy valiente superando mis “heridas”.

Ten presente que:

  • Siempre hay Oportunidades de aprendizaje: La vida es una escuela constante.
  • Siempre hay Oportunidades de crecimiento personal: La vida es una oportunidad para desarrollar nuestra mente, cuerpo y espíritu.
  • Siempre hay Oportunidades para conectarse con los demás: A través de las relaciones, podemos aprender de otros, crecer juntos y apoyarnos mutuamente.
  • Siempre hay Oportunidades para hacer una diferencia: A través de pequeñas acciones cotidianas o de grandes proyectos, siempre hay una oportunidad para contribuir al bienestar de los demás.
  • Siempre hay Oportunidades para viajar y experimentar: A través de los viajes, podemos ampliar nuestros horizontes y obtener una perspectiva más amplia del mundo. La vida es una aventura.
  • Siempre hay Oportunidades para encontrar la paz y la felicidad: A través de la meditación, la reflexión y la conexión espiritual, podemos encontrar un sentido de equilibrio y armonía en nuestras vidas.
  • Siempre hay Oportunidades para ser creativos: A través de la música, el arte, la literatura o cualquier otra forma de expresión, siempre hay una oportunidad para expresar nuestra creatividad y compartirlas.

Es importante recordar que estas oportunidades no siempre serán fáciles de encontrar o aprovechar. A veces tendremos que buscarlas activamente y estar dispuestos a tomar riesgos para obtenerlos.

Pero te aseguro que al final, todo el esfuerzo valdrá la pena, ya que cada oportunidad que aprovechemos nos ayudará a vivir una vida más rica y plena.

Resumen:

A nuestro alrededor siempre encontramos gente que parece bendecida con la suerte, capaces de sacar adelante casi cualquier proyecto que emprenden. Al mismo tiempo también observamos a quienes, intenten lo que intenten, no parecen salir adelante.

En estos casos podemos creer en la buena o mala suerte y dejar en manos del destino el poder conseguir nuestras metas, dependiendo de la bondad de los dioses, ¿así lo crees?

Yo no, me consta que podemos aprender lo que, muchas veces, se esconde detrás de la suerte, que es la capacidad de aprovechar las oportunidades que se nos presentan y subirnos a ellas, aunque no sepamos muy bien a dónde nos van a llevar, dejar el conformismo, prepararnos y aceptar los retos.

Hoy te invito a reflexionar sobre el tiempo y las oportunidades; ambas son como las olas del mar, unas veces suaves, otras veces fuertes, pero nunca serán las mismas olas, hay que recibirlas siempre preparados para recibir el siguiente capítulo de tu vida, con todo el bagaje aprendido; y si te cuestionas si existen las segundas oportunidades, te aseguro que sí, las hay, yo le llamo mañana.

La Leyenda del Santo Cristo del Atentado
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