11 de septiembre.
(Nuestro aniversario)
Para mi amada esposa Pau
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. Recuerdo y lo recuerdo muy bien. Cartas escritas, un sinnúmero de frases que a la postre serían parte de una forma de conquistarte, de hacerte sentir diferente, tal como lo eres ¡única y especial! Quizás no solo sea una fecha que siempre se deba de recordar al dedillo, no, es cierto que es parte de una conmemoración que solo a nosotros dos incumbe, pero no quiere decir que el sentimiento cambie.
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. En mí viven innumerables sucesos, vivencias que junto a tu lado se han ido conformando en una gran historia que sé que algún día, si alguno parte antes, quedarán las alegrías por haber decidido unir nuestras vidas y sobre todo comprendernos tal como somos.
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. En mí sigue latente la sensación de asombro y sobre todo de amor cuando miro tus ojos y resplandecen como el mismísimo amanecer que se cuela por entre los árboles del bosque, creando sendas sinfonías que al unísono de tu sonrisa me dan los buenos días.
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. Se olvida lo incierto, lo desesperante, lo que no es bello y carece de fundamento, se olvida aquello que lastima, las circunstancias adversas que de un modo se utilizan para el progreso de nuestro ser, de nuestras almas para transmutar en seres que canalizan el sentir de diversas maneras.
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. Recuerdo fechas, instantes, sonrisas, caminatas y todo un sinfín de actividades que, como si fueran guiones cinematográficos, hemos ido viviendo a la par, sabiendo lo que nos gusta y lo que no, compartiendo de las innumerables letras de las poesías que escribo y que la mayoría son por y para ti, recuerdo todo, como el mismo día en la que besé por primera vez tu boca y mis manos apaciblemente recorrían tu piel hasta hacerla encrespar.
¿Qué lo olvidé? No, no fue así. ¡No olvido lo que yo tanto amo!
¡Por siempre juntos!
Edgar Landa Hernández.