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La población mundial está envejeciendo; se espera que en el año 2050 existan dos billones de adultos mayores de 60 años en el mundo. En esta oportunidad se aborda un tipo de maltrato en este grupo de edad: el maltrato psicológico o emocional.  Aquí se mencionan algunas varintes de este maltrato y se  exponen algunas razones por las que los ancianos no son como niños, en ningún sentido, y no se debe pretender tratarlos como tales.

Se ha escrito bastante sobre el maltrato y abuso infantil y eso es bueno, pero hay muy poco escrito sobre el maltrato y abuso del adulto mayor. En los últimos años se ha acuñado el término de adultos en plenitud  en un afán de referirse con el respeto debido a los ancianos y dicha nominación pretende concientizar a la sociedad en general y a los hijos en particular del derecho a una calidad de vida digna de los adultos longevos.

Resulta paradójico llamarlos adultos en plenitud  cuando existen muchos adultos mayores que no tienen una vida plena, llena del amor y de las atenciones de sus descendientes,  algo que es insustituible e indispensable; ya que aunque se pague personal entrenado para su asistencia, ellos caen con frecuencia en depresión por la ausencia  del contacto físico de los hijos; a veces el único tipo de contacto que pueden establecer, porque ya no distinguen de forma nítida los rostros.

Para los afortunados que conservan la audición de forma natural o con auxiliares auditivos es una alegría inmensa reconocer las voces de sus amados.

Es frecuente que los adultos mayores presenten cuadros depresivos, lo que trae como consecuencia conflictos familiares, sufrimiento y disminución de la funcionalidad y calidad de vida en el anciano. Es importante que la persona que está viendo mermada sus capacidades se sienta incluida y amada en el seno familiar.

Las estadísticas en Estados Unidos de Norte América indican que 1 a 4% de la población anciana inserta en sus hogares presenta depresión mayor, con un incremento de la  incidencia hasta de 12 a 14% en adultos mayores institucionalizados, privados de la convivencia familiar.

Se escucha con bastante frecuencia la expresión: “son como niños”, refiriéndose a los ancianos, por sus actitudes y conductas muchas veces derivadas de la disminución de su funcionalidad social y no se toma en cuenta que la persona anciana muchas veces ya no percibe la realidad tal cual es debido al deterioro de sus sentidos, que son las vías que permiten interactuar con el mundo.

Que quede claro: Un adulto mayor no “hace berrinches”, no es  “mal portado”, no “finge o es mañoso”. ¡NO! El adulto mayor ya no oxigena bien su cerebro debido al endurecimiento de sus arterias que nutren al cerebro, con frecuencia percibe una realidad distorsionada porque ya no mira ni escucha bien, hasta el sentido del gusto se altera.

Los adultos mayores no son como niños. No se les puede ni debe aplicar medidas disciplinarias; se les debe apoyar y respetar, se les  debe tener paciencia.

Imagen: Cultura Colectiva News.

Les incomoda el ambiente bullicioso, pero desean estar acompañados, están irritables porque padecen de insomnio o tienen invertido el ciclo sueño-vigilia.

Son menos adaptables que un niño, su susceptibilidad está a flor de piel. Muchos disminuyen la cantidad de alimento o dejan de comer  no por falta de apetito sino porque a menudo no se les adecúa el tipo y presentación de los alimentos. Son tan frágiles como un bebé pero con mucha menor capacidad de recuperación.

La  vejez es la etapa más difícil del ser humano; la persona pasa de ser proveedora a ser dependiente; de ser guía a ser guiada;  de ser pilar y sostén para su familia a ser o sentirse una carga molesta en muchos casos.

Muchos ancianos están abandonados dentro de su familia,  porque se les ignora y no se les hace partícipe ni de las pláticas ni de las reuniones familiares. Muchas veces ni siquiera comparten el comedor familiar ni se les asiste para un buen  aseo personal o para alimentarse. Este tipo de maltrato tiene un nombre; se llama síndrome de abandono social.

NO, los ancianos NO son como niños. Se les debe respeto,  aceptación, tolerancia y apoyo físico y emocional. Merecen ser acompañados con amor y solidaridad durante su último trayecto en este viaje llamado VIDA.

«Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres.»
Proverbios 17:6

Alyosha Barreiro, una expedición constante en el camino de la música
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