Si arreglas tu recámara, que no sólo sea para obtener el permiso para salir de casa con tus amigos, sino porque es el lugar al que siempre podrás regresar.
Cuando te hago alguna observación, sugerencia o te doy algún consejo, aunque no me lo hayas pedido, te aseguro, hijo mío, que es porque quiero facilitarte el camino de la vida o porque estoy intentando que no te hagas algún daño… Aunque a veces lo dudes, yo te amo… Soy tu mamá.
No tienes la menor idea de las veces que he tenido que morderme los labios para quedarme callada y dejar que avances en tu desarrollo de manera natural, sin embargo, no puedo evitarlo pues, si veo que te estás dirigiendo hacia algo peligroso, tengo que gritarlo, aunque en ocasiones, lo único que consigo es que tu rebeldía te lleve a arriesgarte aún más.
Generaciones diferentes
Ya sé que los tiempos han cambiado, no creas que la vida transcurre mientras yo me quedé sepultada en una caverna de la prehistoria. Aun cuando pienses lo contrario, yo también he sido parte de esta vida cambiante, y me ha tocado vivir, tanto en el pasado, como en el momento actual… eso es en parte lo que me permite darme cuenta de que los conceptos, las costumbres, los valores, ya no son lo mismo, por supuesto que me doy cuenta que hay cosas que ya son como antes, pero también puedo ver lo que es inmutable y es ahí en donde yo tengo un poco de ventaja y, por lo tanto, me siento en la obligación de orientarte, prevenirte, o por lo menos, estar presente cuando necesites un abrazo después de rasparte las rodillas, porque no me quisiste escuchar.
Quizá ya no se acostumbran las cartas y los ramos de flores naturales, porque ahora todo es digital, sin embargo, una mirada frente a frente, seguirá siendo la ventana que muestra las verdaderas intenciones del alma, y que la experiencia que me han dado los años y los daños, hace que las pueda interpretar.
Si arreglas tu recámara, que no sólo sea para obtener el permiso para salir de casa con tus amigos, sino porque es el lugar al que siempre podrás regresar.