Tienes una meta, sueños que has deseado tanto, que tomaste la decisión de alcanzarlos sí o sí. Hiciste un plan para lograrlo, un mapa bien estructurado objetivo a objetivo que sabes que es el camino para llegar a tu destino.
Sabes que un avión jamás va a despegar sin tener antes bien trazada su ruta. Tú ya tienes todo preparado. Estás listo para despegar.
Te has hecho el firme propósito de cumplir con compromiso y disciplina el plan que trazaste. ¡Tienes el entusiasmo mas que suficiente por ver tu sueño hecho realidad!
Algunas personas “se quedan sin combustible” a mitad del camino o antes, cuando recién están “tomando pista”… otros más ni siquiera alcanzan a “calentar motores”… ¿Por qué? Generalmente es porque les faltó compromiso, disciplina o entusiasmo.
El mejor ejemplo de esto lo vemos una y otra vez, con los propósitos de año nuevo.
Gimnasios llenos de nuevos inscritos en enero pero casi vacíos el resto de el año, ceniceros hasta el tope de colillas de “un último cigarro”, tantas y tantas nuevas dietas que terminan en el caño…
Si tus sueños carecen de plan, compromiso, disciplina y entusiasmo… se quedará en la gorda almohada de las fantasías… y al paso del tiempo algunos pueden incluso mutar en pesadillas.
También hay situaciones externas. Aquellas que están fuera de nuestro control pero afectan nuestro plan. Sin necesidad de más ejemplos: una pandemia.
Si realmente deseas alcanzar tus sueños, jamás renuncies a ellos. Inténtalo una y otra vez hasta lograrlo. Planea tu trabajo y trabaja tu plan.
Quizás sea necesario hacer modificaciones en el mapa de objetivos. Está bien. Si es necesario hacer ajustes, hazlos y sigue avanzando.
Puede ser necesario cambiar de dirección, pero eso no significa necesariamente cambiar de decisión.
Persevera hasta lograrlo. Conserva el compromiso, practica la disciplina… mantén firme tu decisión.