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Cuando llegamos a nuestro trabajo y cuando el clima laboral no es el más adecuado -y más cuando el jefe que tenemos asignado no está cumpliendo con su rol de líder del grupo- llegan a nuestra mente algunas preguntas como: ¿Qué me va a pedir ahora mi jefe? ¿Vendrá de buenas? ¿Vendrá de malas?

Ésta y otras interrogantes son las que nos hacemos al iniciar nuestro día, ya que si la persona que encabeza al grupo de trabajo de un área no viene de buenas nos augura un mal inicio para la jornada laboral, ya sea que venga de mal humor o con ideas poco motivadoras, y origina que el ambiente de trabajo se vuelva tenso e incluso cause miedo o hasta terror entre los colaboradores.

Un común denominador de todos los días es la actitud del líder, en cualquier profesión u oficio, si se quiere lograr un ambiente adecuado el líder debe de ser activo, preocupado por el negocio y sobre todo crear un ambiente de motivación para sus colaboradores y debida retroalimentación en relación a las actividades desempeñadas y mejorar. La cordialidad, respeto y educación entre todos los miembros del equipo de trabajo son valores fundamentales para construir un buen ambiente y lograr los objetivos establecidos por la organización.

Si se rompe con alguno de estos valores y se crea un ambiente donde impera la agresividad, el hacer menos a los colaboradores, se da pie a que se origine un ambiente  laboral más tenso e incluso perturbador. Algunas encuestas, revelan que una de las principales razones por las cuales, los trabajadores renuncian a sus trabajos, es el ambiente propiciado por su líder, no el desempeño del trabajo en sí mismo o la cuestión económica, ya que la productividad está ligada a un ambiente adecuado en donde prevalezca la inteligencia, la tranquilidad y el respeto, sobre la apatía, indiferencia y malos tratos.

De no remediar una situación como esta, un mal líder, se convierte en un dolor de cabeza, para los miembros de una organización. Recordemos que el respeto y la cordialidad son el común denominador para que todo funcione en un mundo laboral competitivo y  para lograr un ambiente de armonía y evitar situaciones como la alta rotación de personal, que dicho sea de paso, es un mal indicador de que no se propicia un ambiente de cordialidad y de respeto además de ser costoso para la organización por todo lo que conlleva.

Los líderes deben de ser maestros y guías para potencializar las capacidades de cada colaborador en beneficio de la organización y se alcancen los objetivos que tenga cada una de ellas.

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