¿Cuándo fue la última vez que le gritaste al televisor? Yo no lo recordaba pero The Succession me envolvió por completo con su intrigante trama. HBO apostó por otra serie sobre la disputa del poder y volvió a ganar. De la mano de Jesse Armstrong (creador) y de Will Farrell, como productor ejecutivo, nos traen la historia de la familia Roy, dueños de Waystar Royco, dirigentes de la industria de los medios de comunicación, donde el dinero y la ambición lo son todo.
Déjenme describirles un poco sobre los integrantes de esta familia tan disfuncional para que se vayan enganchando. Empecemos con el líder del clan, Logan Roy (Brian Cox), el patriarca impositor, quien mueve las fichas y padre de 4 consentidos hijos; Kendall (Jeremy Strong) supuesto sucesor, drogadicto, impredecible pero inteligente, Roman (Kieran Culkin) el clásico junior prepotente, sarcástico y con grandes dotes de negociador, Shiv (Sarah Snook) manipuladora asesora política, alejada pero a la vez inmersa indirectamente con la empresa familiar y por último, Connor (Alan Ruck) el primogénito ridículo que pasa desapercibido y se recluye en su rancho.
Imaginen que Juego de Tronos se hizo una sola familia, en vez de castillo tienen un corporativo que se encuentra en Wall Street, usan trajes de caballeros pero no medievales sino de Armani. Sustituyen los dragones por aviones privados y vacacionan en yates más lujosos que cualquier palacio. Así vemos la vida que se dan estos millonarios, siempre con hambre de más, sin importar el costo.
¿Qué tiene de especial esta producción? El móvil no cae simplemente en quién se siente en la silla empresarial, pues no importa realmente quién sea el sucesor, no importa sí así lo quieran o no, el legado Roy está maldito y cualquier miembro que lleve este apellido puede ser apuñalado por su propia sangre, no se asusten, no era literal.
Visualmente es extraordinaria, Jesse Armstrong, (director) declaró “Seamos lo más veraces que podamos”. Es por eso que la producción no se puso límites y sacó la casa por la ventana, pues con estas dos temporadas hemos acompañado a los personajes desde Nuevo México a Croacia, los vimos volando sobre Nueva York en su helicóptero y vacacionar con su ostentoso yate en medio del mar Egeo, también vestir de lo más elegantes y casarse en el castillo Eastnor en Reino Unido.
Para que se den una idea el diseñador de producción, tomó prestados dos pisos del Consejo de Relaciones Exteriores, y los decoró como si fueran un penthouse dúplex para el departamento de Logan Roy. Así que estos multimillonarios actúan y se ven como verdaderos. Se agradece la congruencia.
The Succession reta al espectador a ir concluyendo el futuro de sus personajes, pues nos dan montón de pistas, así como contundentes argumentos para poco a poco ir tejiendo el desenlace y cuando ya estás convencido cómo terminará, ¡oh sorpresa!
El guión te vuela la cabeza por la manera de cómo ha estado jugando con tu mente episodio tras episodio, te sientes estafado pero es reconfortante que todas tus teorías se vayan abajo pues así te quedas con ganas de ver más sobre los desalmados Roy.
Por eso, permítete ser parte de la aventura en este mar de traiciones, no te arrepentirás con todos sus giros inesperados que no son más que el reflejo de una familia aferrada al poder y que hará cualquier cosa por mantenerse en la cima, sin importar que se desmoronen por dentro. Descubre quién estuvo moviendo los hilos pues las dobles intenciones son el sello característico de tan conspirativa historia.