“Toma el llavero abuelita y enséñame tu ropero con cosas maravillosas y tan hermosas que
guardas tú”, se escuchaba por la radio la canción de Francisco Gabilondo Soler Cri Cri,
pero en esta casa la realidad era otra ya que el ropero estaba maldito.
La siguiente historia de terror fue enviada a Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo
de manera anónima, en donde nos cuentan lo que sucedía noche tras noche.
La mujer que nos envió esta historia nos dice que hace muchos años su madre había
comprado un ropero usado de madera, del cual ignoraba su procedencia: “El ropero por
cierto duró mucho tiempo, ojalá lo hubieran tirado antes. En fin, la primera vez que pasó
me acuerdo de que era mientras estábamos dormidos, yo tenía algunos 4 años de edad,
justamente en frente de la cama estaba el ropero, empezamos a escuchar golpes fuertes
dentro de él, mis papás rápido se levantaron a revisar a ver si era algún animal que se había
metido y en ese momento pararon los golpes”.
Los golpes se empezaron a escuchar más seguido
Aunque pensaron que lo que hubiera sido ya se había ido, ya que no se escuchaba ya nada,
pues no fue así, ya que cuando se vuelven a acostar, otra vez se vuelven a escuchar y
revisan de nuevo y nada. Me acuerdo de que cuando se acostaron nuevamente se
escucharon otra vez, primero eran cada 10 segundos más o menos, conforme más pasaba el
tiempo eran más frecuentes y más fuerte golpeaban”.
A partir de ese día, los golpes se empezaron a escuchar más seguido, siempre por las
noches y a la misma hora, pasada la media noche. Con el tiempo se fue haciendo común y
optaron por ignorarlo.
Tiempo después se cambian de casa y como es la costumbre, rociaron agua bendita e
hicieron algunas oraciones para que les fuera bien en su nueva casa.
Sentí como toda la piel se me erizó
“Después de eso no lo volvimos a escuchar por años, hasta que un día me quedé sola en
casa y estaba viendo la tele en la sala y en el fondo en el último cuarto donde estaba el
ropero, empecé a escuchar otra vez los golpes y fui a ver, en cuanto llegué al cuarto pararon
y me empecé a alejar y cuando ya había llegado a la sala, otra vez los escuché”.
“Fui rápido a ver nuevamente y me metí al cuarto, cuando entré sentí como toda la piel se
me erizó, y sentí mucho miedo, ya que se sentía una extraña presencia, me paré frente al
ropero –en actitud retadora- y en ese momento justamente dio un golpe muy fuerte, me
asusté y salí corriendo, me quedé en la sala, escuchando los golpes hasta que llegaron mis
papás, les conté lo que me había pasado y decidieron tirar el ropero.
Aunque tal vez hubo varias teorías, duendes, fantasmas, demonios, malas vibras, brujería,
no se esperaron a investigar y cortaron por lo sano y decidieron tirarlo, pero lo único cierto
es que se trataba del ropero maldito.
¿Qué te apreció la historia? Déjanos tus comentarios.