Cuando andaba en su luna de miel en Guadalajara, su esposo le compró un muñeco de trapo con la figura del payaso Cepillín, en uno de tantos paseos que dieron, un extraño señor los estaba vendiendo en la calle y así pasaron muchos años hasta que el juguete despertó, tomó vida propia y aterró a sus hijas.
Esta historia fue enviada a Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo y en ella se narra que a una madre de familia de nombre Nelly Cuellar le sucedió este hecho aterrador.
Nunca imaginó que muchos años después cobraría vida
Ella tenía 19 años ya que se casó muy joven, y del viaje a Guadalajara le quedó ese recuerdo, un muñeco con la figura del payaso Cepillín, nunca imaginó que muchos años después cobraría vida y se convertiría en el terror de sus dos bellas hijas.
Ella nos cuenta lo siguiente: “Cuando me case mi esposo me llevo a Guadalajara y me compró un muñeco Cepillín, que lo vendía un señor por la calle y lo conserve muchos años, y ya tenía 4 hijos la más chiquita tenía 4 años y la otra niña 6 y los mayores 10 y 12 años y ya estábamos dormidos.
La noche era tranquila, todos estaban ya en los brazos de Morfeo, es decir, dormidos, cuando de repente unos gritos rompieron el silencio: la niña chiquita gritaba y gritaba y me levanté a ver qué sucedía y me dijo que el Payaso Cepillín les estaba estirando los cabellos a las dos”.
Al principio no les creyó, pero al prender el foco se dio cuenta que ambas estaban muy asustadas: “me las tenía bien despeinadas y estaban aterradas”, las niñas lloraban y afirmaban que el muñeco del payaso les estiraba los cabellos por las noches.
A la mañana siguiente lo que hizo fue agarrar al muñeco y tirarlo a la basura, para terminar con el problema de una buena vez por todas. “la basura pasaba a la 8 de la mañana y se lo llevó”, pero nunca hubiera creído que el muñeco regresaría, estaba poseído.
“Al día siguiente pues lo veo y no lo creo, estaba parado en la entrada de la puerta de mi casa y me asusté mucho, porque yo vi cuando se lo llevaban”.
La mujer desesperada tomó al muñeco y lo puso dentro de una bolsa “y le eche bastante agua bendita y lo amarré muy bien y le dije al señor de la basura que lo echara hasta el fondo del camión y desde entonces ya no ha pasado nada”.
¿Qué maldición o embrujo tenía este muñeco? Tal vez nunca lo sabremos, pero si te encuentras una bolsa olorosa y amarrada con agua bendita y dentro un muñeco del payaso Cepillín no lo abras porque podría irse contigo a estirarte los cabellos por la noche.
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