Celia del Palacio es una de las escritoras mexicanas que ha revalorado la participación de las mujeres insurgentes en la historia de nuestro país. En su libro “Adictas a la Insurgencia” (Editorial Planeta), hace visible la participación que tuvieron en la Independencia.
La autora de obras como “Mujeres de la tormenta” y “Leona”, narra en breves relatos, las condiciones que las llevaron a involucrarse, las convicciones que las motivaron para actuar de manera decidida, aún a costa de su vida, así como debió haber sido su existencia cotidiana.
El reto para la historiadora fue la escasa información existente ya que se escribió muy poco sobre ellas y en algunos casos sólo hay nombres. Por ello se permitió licencias narrativas “sin inventar ni alterar nada que cambiara el curso de la historia propiamente dicha”.
En su libro figuran nombres e historias de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega, María Josefa Crescencia y Ortiz Téllez Girón “La Corregidora” y Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y Lazo de la Vega.
También figuran las Mujeres de MIahuatlán, Oaxaca, “La Fernandita”, María Luisa Camba, compañera de Miguel Hidalgo; Hélene La Mar, la francesa que siguió a Francisco Xavier Mina y Manuela García Villaseñor, esposa de Carlos María de Bustamante, entre otras.
En “Adictas a la Insurgencia. La historia perdida de las mujeres que lucharon por la libertad de México”, Celia del Palacio se refiere a las de clases privilegiadas que podían celebrar tertulias en las que se reunían conspiradores.
También habla de las esposas, concubinas y madres de los insurrectos, las que estuvieron bajo la sombra de hombres. Sin embargo su participación fue decisiva porque varias se sacrificaron por salvarlos de la prisión. Otras entregaron a sus hijos a la causa. Y otras más fueron apresadas solo por ser familiares.
En el recuento figuran las mujeres que tomaron las armas y pelearon hombro a hombro con los insurrectos. Las que empuñaron cuchillos, sables, machetes. Las que aprendieron a disparar escopetas y pistolas. Las que dirigieron batallones y sin temor dieron su vida por defender sus ideales.
Asimismo a historiadora Celia del Palacio dedica un papel a “las seductoras y conspiradoras”, ya que durante la Época de la Independencia hubo quienes sedujeron a los realistas para que abrazaran la causa de la Insurgencia. “Seducir era sinónimo de convencer”.
También incluye los datos más relevantes de otras mujeres cuyas historias fascinantes merecían ser contadas.
Y de unas más de quienes sólo puede intuirse la maravillosa historia detrás de un documento, un nombre, una lápida, señala la autora.
En el caso de algunas sólo mencionó sus nombres, porque fue lo único que encontró en su investigación y quiso hacerlo porque esas mujeres que participaron en la Historia de México necesitaban ser nombradas después de haber permanecido ignoradas durante doscientos años.