Es lamentable que hoy se perciba en este País más ánimo por mantener y avivar la confrontación, la polarización, la pelea entre grupos facciosos, que sumarse a las tareas comunes y proyectos colectivos. Que no se reconozcan o se dejen a un lado, las virtudes, recursos y potencialidades de México y los mexicanos. Con absoluta resignación hemos caído en el abismo de la ignorancia, de la indiferencia y el conformismo, que lentamente nos quita el oxígeno y las ganas de luchar, de afrontar los nuevos tiempos de la evolución, de no permitir ser contagiados por el virus del pesimismo y la indiferencia. Nos metieron en la cabeza el chip con la información de que nuestras aspiraciones deben ser limitadas, que no es aconsejable ser ambicioso ni talentoso y que es imposible trabajar para vivir mejor, solo para subsistir. Que los saberes y experiencias laborales que poseemos no están bien calificadas y por lo tanto no deben estar bien remuneradas. No buscaremos las causas de esta actitud pesimista, derrotista, peor aún catastrofista en algunos, pero todo apunta a una principal, el monumental fracaso de la educación o si me permiten hasta desdén y olvido deliberado de ese vital factor del desarrollo humano y social. Está clarísimo que las sociedades más avanzadas, son las que más han invertido y se han ocupado del crecimiento de sus sistemas educativos. Pero en este País en cualquier actividad encontraremos historias de éxito. Solo les comento de una. La serie de televisión mexicana “Monarca” transmitida por la plataforma de Netflix, en sus dos temporadas tuvo gran aceptación en las audiencias más exigentes en México y el exterior.
Y para quienes no la hayan visto todavía, “Monarca” no habla o tiene referencia a la espectacular mariposa (Danaus plexippus), que nace a finales de agosto en el sureste de Canadá y noreste de Estados Unidos, para después aventurarse en un sorprendente viaje de alrededor de cuatro mil quinientos kilómetros, para llegar en los primeros días de noviembre, a los bosques montañosos del centro de la República Mexicana, y en ese ambiente permanecer para hibernar hasta el mes de febrero o mediados de marzo. En ese periodo, se efectúa el fantástico fenómeno de la metamorfosis, la transformación de oruga a mariposa.
Les cuento a mis lectores. La serie “Monarca”, es un melodrama de manufactura mexicana, con una super producción y un elenco de grandes actores nacionales, que compite con cualquiera de las que se vea en las plataformas de televisión por internet o el streaming. Una creación de Diego Gutiérrez, producida por Ventanarosa, compañía de Salma Hayek; Lemon Studios y Steam Castle. Protagonizada por Irene Azuela, Osvaldo Benavides y Juan Manuel Bernal, quienes llevan los roles estelares. La novela, como algunos la etiquetan, exhibe la historia de una poderosa familia en México, dueña de una empresa tequilera que logró convertirse en un emporio, mediante la corrupción, las prácticas ilegales y la ejecución de sus enemigos, incluso se vio involucrada con el narcotráfico. Una fotografía a color de la realidad que agobia a esta Nación.
Pero también, un drama profundamente humano, donde afloran todos los sentimientos, el amor, el odio, la pasión, la ambición, la maldad, y las “perversiones” de la sexualidad que ahora son vistas y reflejadas con normalidad. Un drama que viven los personajes con tal intensidad, que impacta al televidente que busca nuevas y diferentes historias, las más alejadas de los clásicos culebrones de las tercas televisoras, que siguen con los mismos guiones del siglo pasado, con temas trillados y creaciones absurdas. Una buena opción para romper con la monotonía que con frecuencia provoca el cine y televisión gringa o europea. Los invito a ver y apoyar el arte y creaciones mexicanas, que están a la altura de las mejores del mundo. Apoyemos lo nuestro, lo local. Los mexicanos, está comprobado, también sabemos hacer bien las cosas. Para muestra ese botón. No se arrepentirán.
Hasta la próxima.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.