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Mira bien a quien le abres la puerta.

El dolor que sentimos después del desastre

Hay momentos que caminamos por un valle obscuro, triste, como si hubiera pasado un huracán que lo destruyo todo. Solo hay pedazos por todas partes,

Los cuales no encuentras como unir, no sabes que hacer, quieres platicarle todos a tu mejor amiga (o), pero no puedes, sientes dolor y vergüenza, porque tal vez ya te había pasado anteriormente. Quieres ir al psicólogo pero no cuentas con los recursos necesarios para ir a una consulta , mucho menos a una terapia de grupo. Solo quieres ya no sentir dolor, regresar el tiempo atrás reparar el desastre que paso.

Quiero olvidarme de todo.

Sales de tu casa a tomar unas copas, para olvidarte aunque sea por algunas horas del problema, pero te das cuenta que después, el problema sigue ahí, te atormenta.

No quiero volver a pasar por lo mismo.

Volver a pasar por lo mismo, solo le hecha sal a la herida que ya tienes y que aún no ha sanado. Pero hay un dicho que dice: ¡Para todo hay solución menos la muerte!. Esto realmente es verdad y esto está al alcance de tu vida. ¿Cómo?, me preguntas. Aquí te lo explico.

Tu corazón es la puerta

En nuestro corazón hay una puerta, en la cual nosotros decidimos quien puede entrar y quien no, cuando somos niños, en esa puerta entran y salen gente, sin que tú lo puedas controlar, porque en esa etapa de tu vida, no tienes control.

Pero ahora que eres un adulto, una persona que toma sus propias decisiones y si puedes hacerlo.

Mira bien a quien le abres la puerta.

La Biblia dice:  He aquí, yo estoy a la puerta(Jesucristo) y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20)

Mira bien a quien dejas que se acerque a ti, no le des confianza de inmediato, trata primero, conócela, habla con otras personas que ya hayan tratado con ella, no entregues tus secretos o tu intimidad a cualquiera.

¿Qué podemos hacer ante una persona que puede hacernos daño?.

La respuesta es cerrar la puerta de nuestro corazón, es no dejar que entre y destruya lo bueno que tenemos en nuestra vida.  Alejarnos, hacer distancia, es de sabios apartarse de lo que nos puede dañar.

El sabio teme y se aparta del mal;
Mas el insensato se muestra insolente y confiado. (Proverbios 14:16)

Tú tienes el poder de decidir.

 Así como la gente tóxica, los problemas tocan la puerta de tu corazón, también lo bueno (Jesucristo) toca a tu puerta. La decisión es tuya.

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