Querida amiga,
Sé que este es un momento muy difícil para ti, y que te duele mucho la decisión que has tomado de separarte de ese hombre que tanto amaste. Te entiendo, porque yo también lo amé, y lo sigo amando, aunque sé que no merece nuestro cariño.
Te escribo esta carta para decirte que no estás sola, que cuentas conmigo, y que me da mucha tristeza ver cómo has sufrido por su culpa. Él te engañó, te mintió, te hizo creer que eras su esposa, cuando en realidad nunca se comprometió contigo, ni legal ni espiritualmente. Él solo jugó con tus sentimientos, y con los míos, y con los de muchas otras mujeres que seguramente no conoces.
Pero también te escribo para decirte que me ilusiona pensar que por fin vas a atender mis consejos, esos que te daba cada vez que nos veíamos, cuando él no estaba. Te decía que te empoderaras, que levantaras la frente con dignidad, que no dejaras que él te pisoteara, que buscaras tu felicidad, que te valoraras como la gran mujer que eres. Te decía todo eso porque yo te aprecio, porque te considero mi amiga, y porque conozco a ese mal hombre mucho mejor de lo que tú podrías pensar.
Sí, yo fui su amante, durante muchos años, y lo sabía todo de él. Sabía que estaba contigo, y con otras, y que no le importaba nadie más que él mismo. Sabía que te hacía promesas que nunca cumplía, que te decía palabras bonitas que no sentía, que te regalaba cosas que no significaban nada. Sabía que te hacía sufrir, y me dolía verte así, pero no podía hacer nada para evitarlo. Él me tenía atrapada, como a ti, con sus mentiras y sus encantos.
Pero ahora todo eso se acabó. Ahora tú has decidido romper con él, y yo también. Ahora tú y yo somos libres, y podemos empezar una nueva vida, sin él. Ahora tú y yo somos más fuertes, y podemos apoyarnos la una a la otra, como hermanas. Ahora tú y yo somos más felices, y podemos celebrar las fiestas de fin de año con alegría, con esperanza, con amor.
Te quiero mucho, amiga, y te agradezco que hayas tomado esta decisión. No te arrepientas, no te sientas culpable, no te dejes engañar de nuevo. Piensa que lo mejor está por venir, que tienes mucho que ofrecer, que mereces ser amada de verdad. Piensa que yo estoy aquí para ti, para lo que necesites, para lo que quieras. Piensa que somos dos mujeres valiosas, que hemos superado una gran prueba, que hemos vencido a un gran enemigo.
Te mando un fuerte abrazo, y te deseo lo mejor.
Tu amiga… la otra.