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Hace ya varios años, tuve un embarazo de alto riesgo. Mi mamá, quien siempre me ha protegido y acompañado en cada paso y etapa de mi vida, estuvo conmigo en la consulta con el ginecólogo. Faltaban pocas semanas para que mi bebé naciera, y el médico recomendó que me mantuviera en reposo y lo más tranquila posible mientras llegaba la fecha del parto.

Regresamos a la unidad habitacional en donde yo vivía. Comenzaba a llover, mi mami manejaba. Cuando bajamos del Jetta nuevo que en ese momento traía mi mamá, mientras ella sacaba el paraguas para cubrirme de la lluvia, nos sorprendieron un par de hombres, pistola en mano, exigiendo las llaves del auto.

Yo grité de tal forma que unos días después aún tenía la garganta lastimada. Fue uno de los momentos más aterradores que he vivido. Uno de los asaltantes encañonó a mi mamá pegando el arma a su cabeza, mientras me gritaba que le entregara las llaves de el Jetta.

Mamá oso.

Mientras el asaltante me gritaba que le diera le llaves y amenazaba con disparar y matar a mi mamá, yo suplicaba y las buscaba en la bolsa de mano de ella, pero entre esa gran bolsa llena de cosas, y el terror que se apoderó de todo mi ser, jamás pude encontrarlas.

Estando aún encañonada por uno de los asaltantes, mi madre me empujó hacia atrás de ella para protegerme. Con un sorpresivo (e imprudente) movimiento que ni los asaltantes ni yo esperábamos, mi mamá tomó la mano en que el delincuente tenía la pistola y comenzó a torcerle el brazo apuntando el arma hacia él.

El otro asaltante comenzó a gritarle a su cómplice que ya se fueran. Mi mamá comenzó a pegarle al ladrón con el paraguas y finalmente ambos salieron huyendo.

Mi madre, siempre fuerte.

Como ests anécdota, tengo muchas más en donde mi mamá ha sido increíblemente fuerte, física y emocionalmente. No me alcanzaría la vida para contarlas todas.

Sé que la reacción de mi mamá durante aquel asalto fue peligrosa e imprudente, pero ante todo, valerosa y llena de amor. Jamás dejaré de reconocer y agradecer tanto amor y la manera en que priorizó el protegerme, exponiendo su vida, su seguridad, su integridad.

Gracias mamá. Te admiro y te amo.

Leer para vivir, vivir para escribir
Estrasburgo, epidemia de baile de 1518

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