Hace algunos años, muchas empresas, sobre todo las grandes corporaciones, comenzaron con actividades relacionadas a la responsabilidad social y a ganar distintivos a los que se denominaron “Empresas Socialmente Responsables”. Muchas empresas entraron a un listado con esta distinción y si eran empresas reconocidas con mayor razón, tenían que aparecer en esos rankings y evaluaciones internacionales.
Para muchas empresas, sobre todo las grandes marcas, el tener este distintivo les da un mayor valor a sus corporaciones o las hace más atractivas a los inversionistas, muchas personas quieren integrarse a sus filas por el ambiente atractivo y prestigio que les dan así como las posibilidades de desarrollo que se pueden llegar alcanzar tanto económica como profesional o les da una mejor imagen ante sus consumidores y la sociedad.
Sin embargo, qué hay más allá de este distintivo de Responsabilidad Social, tomando en cuenta que incluso existe la norma ISO:26000 que evalúa estos aspectos. Más allá de la norma o de tener un documento que avale este proceso, las empresas desde el nivel directivo hasta el puesto más humilde deben de estar conectados en una misma filosofía de trabajo o como le llaman “traer la camiseta bien puesta”, valores como la lealtad, respeto, trabajo en equipo, solidaridad, equidad y empatía van de la mano para que todos los miembros de la organización primero se sientan parte de ella y estén orgullosos de estar ahí y posteriormente esto se refleje en lo que aportan a la sociedad y se convierta en un círculo virtuoso.
De nada sirve que la empresa, por ejemplo apoye a una casa hogar y participen con actividades en beneficio de los menores que ahí se encuentran, si a los colaboradores de la organización no se les permite tener una calidad de vida digna para ellos y sus familias, no tener un ambiente laboral decoroso donde permeen los valores o bien que a éstos se les permita participar en labores sociales como las campañas de reforestación y cuidado del medio ambiente y en sus procesos de manufactura no cuenten con elementos que eviten dañar el medio ambiente y el consecuente uso de materias primas que hacen daño al ecosistema.
Es importante, que las empresas sin importar el tamaño o al sector al que pertenezcan se preocupen por generar políticas de inclusión para sus colaboradores, clientes, proveedores y esto a su vez se vea reflejado en el impacto positivo que dejan no solo al interior de la organización, sino también ante a la sociedad y lo hagan convencidos de ello y no por tener un distintivo colgado en una pared el cual pueden presumir y que no devela la verdadera imagen que tiene la empresa.
