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Si tienes un amig@ de verdad, que quieras conservar por muchos años como apoyo, confidente o compañero de aventuras…                                   ¡Eeeeentoooonces! no le hables de negocios, mucho menos de Multinivel.  Te “dará por tu lado”,  después se alejará con mil excusas y los dos perderán una gran oportunidad.

ANSELMO, el viejo pescador.

El caserío estaba a dos cuadras del rio, pero no dos cuadras de pueblo, eran dos cuadras de breña, espinas, rocas, piedras sueltas y arena candente.   

En ese rancho de doce manzanas, donde la calle principal era carretera obligada entre dos pueblos más grandes, había una iglesia, -¡que novedad!- Pero a un lado de la iglesia estaba el Seminario, una casa muy grande, blanca y larga, donde la mayor parte la ocupaba un dormitorio con sus regaderas y un aula multi usos con una gran pizarra verde y bancas con paleta, es decir, las clases de religión, tareas de la escuela pública, rezar el rosario cuando llovía, y centro de actividades generales en cubierto. Dicho de otra manera, campo de batalla de diecisiete muchachitos de dieciocho a nueve años.

Se suponía que estábamos allí por su vocación sacerdotal, pero lo que aprendí en el Seminario, no lo he vuelto a encontrar en ninguna enciclopedia, ni la Brittanica, ni el diccionario de la Real Academia, solo en EL COMPENDIO GENERAL DE LA VIDA.

Los domingos después de misa obligatoria, quedábamos los diecisiete, como bandada de periquitos verdes, donde vuela el primero lo sigue la parvada.

En esa situación lo único razonable era ir a pescar desde las rocas.

Atábamos un anzuelo al extremo de un hilo de paquete y una rodaja de rama de ceiba a  veinte centímetros de distancia, se le ponía un cebo de grasa de carne o lombrices y se lanzaba al agua y esperar y esperar y, claro, los peces no picaban.

El océano Pacífico es el más grande de todo el sistema solar;  un anzuelo es algo muy pequeñito y la probabilidad de encontrarse con un pez es muy reducida, pero nosotros no lo sabíamos.

Anselmo; un viejo pescador nos enseñó el truco de “llamar a comer”, que consiste en guardar arroz del desayuno, migas de pan, o capturar un cangrejo cortarlo en trozos, esparcirlos al agua y esperar, al tiempo de rascarse la planta del pie, molestar al de al lado, escupir para arriba, tirarle piedritas al que quedó más abajo y cerca del agua.

De alguna forma que técnicamente no sé explicar, los peces acuden,  entonces si lanzas tu anzuelo picarán una y otra vez.

-Pero no todos los peces comen lo mismo, dependerá de lo que dejes ver en el agua y del tipo de carnada que utilices como cebo en el anzuelo, para atraer y prender a los peces que te interesan.- dijo Anselmo, armando un cigarrito de hojilla de arroz y tabaco negro.

¿Si ves la semejanza de hablarle directamente de negocios de Multinivel a tus amigos?

¿Usas el atractivo inicial, el anzuelo y la carnada adecuada?

Tampoco se trata de manipular a la gente, pero eso ya es otra historia.

P.D. Ya por hoy le paro, si veo o me entero de que mi artículo fue leído por BROZO, DON CORNELIO, MIGUEL DE CERVANTES, BRAD PIT o LA CHUPITOS, entonces le sigo…

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El sazón de Carmen y sus amistades, pulpo a la gallega.

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