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Aquella noche, que en realidad ya era de madrugada, estaba tan profundamente dormida, que perdí por completo el control de mi cuerpo.

Mi mente, siempre inquieta, atrevida, rebelde y un tanto voluntariosa, estaba tan, pero tan cansada, que parecía haberse puesto en pausa.

Con mi cuerpo y mi mente totalmente desprevenidos, le resultó tarea fácil a mi espíritu escaparse por mi boca aprovechando un profundo suspiro.

Observándome en silencio

Qué extraña sensación esa de observarme a mi misma y no saber quién soy.  Qué dolorosa experiencia darme cuenta de que yo habitaba dentro de ese cuerpo que un día fue un palacio y ahora verlo convertido en ruinas.

El cabello enmarañado y seco, el rostro cenizo, todo mi cuerpo estaba maltrecho… No podía creerlo… ¿En qué maldito momento me había convertido en eso?

El sonido de las campanas del viejo reloj de la estancia, me hizo saber que el amanecer ya se aproximaba y que, por lo tanto, era hora de regresar a mi cuerpo… pero yo no quería hacerlo y comencé a temblar de miedo.

La decisión más importante

Nuevamente sonaron las campanas, tenía que tomar una decisión ya, en ese preciso instante.  Ya no quería vivir dentro de ese lamentable cuerpo, pero si no regresaba a él, me desvanecería sin dejar huella ni recuerdo.

Miré hacia la ventana, la noche estaba muriendo y con ella mi oportunidad de seguir viviendo.  Volví a ver mi cuerpo que, más que recostado, parecía desparramado sobre mi revuelto lecho.  Se me agotaba el tiempo, era el momento de decidir.

Reconstruyendo

Cerré los ojos y, tratando de superar el miedo, volví a entrar en mi cuerpo.  Miré con tristeza cada rincón en mi interior, cada mancha de las ilusiones oxidadas, cada fractura mal soldada en las paredes de mi corazón.  Había acumulado tanta basura, que por un momento dudé de que regresar haya sido la mejor decisión.

Sin embargo, al abrir los ojos, pude ver la luz del sol iluminando un viejo libro tirado en el piso de mi interior.  Ni siquiera el polvo que lo cubría pudo evitar que las letras de oro brillaran para llamar mi atención.

Ese libro es mi manual de vida.  El título es “Yo Soy” y en él está el instructivo y el diagrama que dejó para mí mi creador… Ahí están todas las indicaciones para mi reconstrucción.

No salir, para poder salir
¿Y si me la creo?

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