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   Comenzaré por el final, porque es donde los sueños empiezan y las realidades se manifiestan. Me encuentro sentada en un espacio maravilloso, la música me conecta a todo lo que soy, la claridad del color de las paredes relaja y acentúa este bienestar que revolotea audazmente mi interior, estoy viviendo el segundo mes del año 2021, tranquila, confiada, a pleno conmigo misma, la vida ahora es un sinónimo de cielo en la tierra, pero no todo fue como te cuento, hubo un antes y ahora te voy a contar mi historia:

 Era Año nuevo y realmente estaba contenta pues acababa de dar a luz a un ser maravilloso: su nombre, Rafael, pronto terminaría mi incapacidad para la empresa con la que trabajaba: La Secretaría de Pueblos y Culturas Indígenas del Estado de Chiapas y yo dejaría a este pequeño ser al cuidado de alguien más con el fin de procurarle sustento, sin embargo, todo cambió drásticamente pues, antes de terminar mi incapacidad, recibí una llamada por parte del área de Recursos humanos, quienes me invitaban a pasar a las instalaciones al otro día, al que yo asistí sin mayor resistencia. En esa reunión, me dieron a conocer, que, por compromisos del ejecutivo estatal de ese ejercicio, habían decidido suprimir la mitad de las plazas que, para ese entonces, había en la Secretaría y que, dentro de ellas, figuraba mi plaza y la de mi esposo.

Estábamos felices por la llegada de nuestro bebé, sin embargo, la incertidumbre empezaba a apoderarse de nosotros, nos liquidaron sim mayores explicaciones. Sin embargo, si hay algo que puedo recalcar, es que he aprendido que todo, absolutamente todo, siempre tiene un bien oculto, bueno, eso es lo que creía a medias, no vaya a ser que mi “fe” estuviera rota o deteriorada o peor aún, no vayan a decir que no creo en Dios me decía, sin embargo, no veía para cuando.

Las cosas empezaron a complicarse, cada vez el dinero era menos y las oportunidades de trabajo en ese instante eran nulas pues yo aún estaba en recuperación de la cesárea y, mi esposo que para el mes de marzo viajaba a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez a firmar un contrato de trabajo ¡Por fin! Algo de luz en la obscuridad, se accidentó en el mismo dándome la batuta para llevar adelante la familia; realmente, no sabía lo que iba a ser, sólo sabía que iba a hacerlo. Cabe mencionar que para eso y para darme ánimos, conformé un grupo de estudiantes de la Metafísica, algo así como decía Leono de los Thunder Cats (para quienes hayan visto esas hermosas caricaturas) “para ver más allá de lo evidente”, lo cual fue maravilloso pues era la segunda vez que lo hacía, pero ahora mis estudios se basaban en el flujo de la abundancia en nuestras vidas.

Así pasaron los días, comiendo lo que la familia y amigos nos aportaban, vistiendo muchas veces segunda mano; en cuanto a la salud, él se recuperó, quedando con secuelas de su accidente y así, de repente, nos dimos cuenta que el tiempo había pasado, cuando justo el día 31 de diciembre de 2019 nos abrazamos con mucho cariño prometiéndonos que el año 2020, iba a ser el mejor en todos los sentidos. Montamos un negocio de la nada y empezó a irnos de mejor en mejor, el dinero ahora era una constante en nuestra vida, ahora podíamos comprar nuevamente ropa y juguetes para nuestros hijos y la salud estaba a pleno, la comida no faltaba en casa y el amor resurgió en nuestros corazones, cuando de repente empezó a escucharse algo acerca de una rara enfermedad, su nombre COVID ahora reconocida a nivel mundial, nuevamente las fuentes de trabajo que habíamos abierto, se cerraron por su causa, habían menos empleadores cada vez y se sentía miedo en el ambiente, ahora ya no estaba sola, la gente estaba viviendo en la incertidumbre que había pasado unos años atrás de lo cual me hice consciente al sentir nuevamente la ansiedad e incertidumbre que me provocaba el escuchar los medios de comunicación con sus porcentajes de contagios y mortandad y hablando sólo de ello en todas partes y observando las actitudes de temor que tenían las personas al hablar de ello, entonces yo, que me había pensado muy creyente de Dios en ese instante, empecé una conversación con él como si fuera un amigo de años, sentí que en verdad podía contestarme, podía sentir que algo nuevo se estaba gestando en mí y no era un bebé.

Mientras veía cómo algunas personas que conocí cuando pequeña empezaron a decir adiós y vi sufrir a algunas otras por su ausencia, entonces, lloré, lloré como una niñita sin consuelo, deseaba con todo el corazón encontrar una cura para todo ello y, un día, durante el mes de Julio de 2020 se me dio la oportunidad de cambiar de casa a una casa sencilla, hermosa, amplia, tranquila, apacible llena de luz y ubicada en el silencio de una montaña, oportunidad que tomé con algo de resistencia pues me sentía vulnerable, sin embargo, en el silencio y tranquilidad de ella, pude platicar sin censuras con él (Dios)  y por lo tanto, escuchar, escuchar, escuchar.

 A la segunda noche de estar en ella tuve un hermoso sueño, la casa estaba en orden, las flores adornaban el patio y el aire era limpio y perfecto, había luz iluminado las partes sombrías y era una luz natural, vibrante, hermosa, bella, sin igual hasta que las risas de los niños me despertaron, eran cerca de las doce del mediodía pues acomodando las cosas me dio la madrugada hasta que no pude más, entonces me levanté y ya más tarde, mientras colocaba los libros en el estudio cayó por accidente la biblia misma que quedó abierta para escudriñarla y lo primero que vi fue esto: “Más buscad primero el reino de Dios y su justicia divina, y todo eso se os dará por añadidura”, seguí pensando en ello y como por arte de magia aparecieron personas, material de lectura, videos y audios al respecto, estuve investigando, meditando, orando la verdad sin tanto esfuerzo pues la casa tenía qué estar ordenada en poco tiempo para mí y mis pequeños y mientras estaba en el silencio, pude observar mis pensamientos uno a uno y gracias a ello me di cuenta que estaba creando todo con mis pensamientos, uno a uno y fue que me di cuenta de que si el reino de Dios es ver lo que quiero y pensar en ello, entonces todo vendría añadido, empecé a aplicar lo comprendido, retiré de mi vita noticieros, periódicos, todo lo que sólo hacía arder la ansiedad en mí y comencé a agradecer por lo que ya tenía y a imaginar, primero algo que fuera creíble para mí, ideas tales como que empezara a caminar el negocio nuevamente o que el dinero empezaba a fluir con constancia en mi vida y lo hice, pasó, el negocio empezó a caminar nuevamente; ahora el dinero es una constante en mi vida, me llega de todas formas, lo encuentro tirado, me depositan,  me regalan cosas, alimentos y oportunidades y mi energía y vitalidad está subiendo y subiendo como la espuma, me siento radiante y feliz, mi esposo cada vez me enseña cosas fabulosas que habían guardadas en su corazón, nuestra relación va de mejor en mejor, mis hijos se llevan de maravilla, están contentos en la nueva casa, llenos de vitalidad y armonía, llenos de verdad en medio de las flores y los arbustos y gritando su felicidad al silencio, mis amistades son maravillosas, saludables y hablan mucho de estas cosas bonitas de la vida me encanta todo lo que he estado creando, sin embargo, faltaba algo, ¡¿Cómo carajo le hacía yo para recuperar la salud por si lo llegara a necesitar?!Dios, ahí estaba otra pregunta y la respuesta, según yo, teniendo una relación tan estrecha con mi nuevo amigo (Dios), no se haría esperar. Pasaron unos cuantos días cuando de repente empecé a sentirme mal, realmente mal y quise poner a prueba mi nuevo entendimiento, mi nueva conexión, no fui al médico ni nada de eso, en el silencio de mi montaña y el dolor, pude ser consciente de lo que los pensamientos hacen con tu cuerpo: mientras más pensaba en el dolor, más me dolía, mientras más me quejaba, más síntomas tenía, comencé a reestructurar mis pensamientos al respecto y ¿sabes qué?, ¡lo hice, lo hice, ¡lo hice!,; amigos que me escucharon me hicieron recordar quien Soy y Ahora soy una persona sana y perfectamente saludable.

Por todo ello, estoy muy agradecida con esta aparente enfermedad (COVID) porque ese miedo me hizo preguntarme tantas cosas y el deseo de ver en alegría a los demás y a mí misma, me llevaron a esto que considero poderoso, muy poderoso, estas circunstancias me llevaron al conocimiento de que nada se termina, si no que todo se renueva, incluso la vida.

Quizá no te lo hayas preguntado antes, y aquí, en este espacio iluminado, con esta música tan deliciosa y frente a mi Laptop me pregunto ¿y si esto es el inicio de una nueva vida llena de posibilidades y alejada del miedo? En la religión se nos ha dicho que estamos hechos a imagen y semejanza del creador y yo creí que por lo físico nada más, como lo crees quizá también tú que ahora me lees, pero si esto ha llegado a tus manos, quizá sea tiempo de reconocer que hay algo “Más allá de lo evidente” y que es hora de aguzar nuestros sentidos para activarlo sacando al miedo y apreciando lo que nos ha dejado en nuestro mundo, para así vivir en plenitud, asombrados por lo nuevo que cada día nos trae, conociendo más a fondo lo que somos y no lo que nos dijeron que éramos.

Elijo que esta historia sea de provecho para ti. Te amo.

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