Los videojuegos, un recuerdo guardado de la infancia
Desde que mi hermanito era niño, uno de los primeros regalos que pudo recibir fue un videojuego.
En los años 80 estaba en apogeo la empresa japonesa Nintendo y uno de los primeros juegos que pudo conocer fue el llamado Super Mario Bros, un juego que saltó a la fama a dicha empresa con un personaje muy fuera de lo común y por supuesto a miles de generaciones de personas que habiendo sido niños, tuvieron la oportunidad de tener dicho juego.
Quienes han jugado videojuegos a lo largo de su vida, ello les significará un grato recuerdo, ya que no había día, hora y momento en que mi hermano llegaba de la escuela y lo primero que quería hacer era jugar un videojuego y entretenerse a lo largo del día para terminarlo, haciendo a un lado sus necesidades de comer y dormir. Quizás, estimado lector, si usted fue un fanático de los videojuegos podría significarle una exageración o bien lo remonta a su infancia, por ser fanático de éstos.
Este recuerdo de mi hermanito tiene una gran importancia, pues si bien los videojuegos pueden tener un contenido divertido, en algunos casos estos también pueden llegar a tener contenido violento y escenas violentas como Mortal Kombat y provocar adicción o pueden llegar a generar conductas agresivas que pueden convertir a la persona que los juega en una persona ansiosa, y en otros casos agresiva con su familia y con su círculo social, lo que puede también provocar aislamiento y generar una visión falsa de la realidad.
A usted, estimado lector, le hago saber que los videojuegos no son en esencia peligrosos
si los sabemos utilizar con moderación, pero cuando se permite y no se establecen límites en su uso, las consecuencias pueden ser fatales. Por otro lado, los videojuegos pueden llegar a generar en la persona habilidades de ubicación espacial, como por ejemplo el Flight Simulator de Microsoft, que genera en las personas la habilidad de poder pilotear un avión en la simulación de una cabina dentro de éste u otras habilidades que permitan a éste generar rapidez y eficiencia en el desempeño de sus labores.
Los videojuegos en sí no son malos, pero siempre deben de establecerse límites de los padres hacía sus hijos en la forma en que estos juegan y principalmente la clasificación de los juegos que éstos escogen, con el fin de no provocar un daño psicológico a sus hijos y en especial que este pasatiempo se convierta en una actividad sana.