Lo primero que resentí en esta larga Contingencia, fue la separación en nuestra familia, ya que no podemos reunirnos como antes. Hasta hoy todavía no podemos visitar a nuestra Matriarca, de 82 años, solo podemos hacerlo, en el patio al aire libre, a dos metros de distancia, sin poder abrazarla, mucho menos besarla y por poco tiempo, como visita de doctor, sólo podemos vernos los ojos y a veces ni esos, por los anteojos. Extraño aquéllos sábados cuando todos los hermanos, sobrinos y nietos, nos reuníamos con ella y pasábamos la tarde charlando y disfrutando bocadillos. Lo positivo, es que se conserva Sana y con la esperanza de que con la vacuna todo vuelva a ser hasta donde sea posible, como antes.
En lo que a mí respecta, cuando comenzaron a decir que las personas mayores de 60 años, se consideraban en un grupo “vulnerable”, porque el microbio los afectaba fuertemente, entonces comencé a observar que a esas personas las enviaron a trabajar a sus casas, a ellas y a las que tenían enfermedades crónicas y a las mujeres embarazadas junto con los niños a estudiar en casa.
Esto me desmotivó y hasta llegué a sentirme algo deprimida algunos días, me sentía triste, eso fue en el mes de agosto de 2020, ya llevábamos 6 meses confinados, pero, después de haber digerido la situación, emergió mi espíritu gladiador y pensé positivamente, bueno, quizás se cierre alguna puerta, pero siempre habrá otras más que se abran. Todavía estamos encerrados, sí, pero hay que ser creativos y utilizar lo que tenemos a la mano en mi caso, Home Office. Estoy en eso.
Es cierto, estamos encerrados, pero…
“Lo importante es el Futuro. Es lo que Hay. Hay que tirar para Adelante. De alguna manera, es el sentido de la vida”. Encontrar el destino. Crearlo nosotros mismos. En vez de lamentarnos y dejar que te asignen tu destino, Tienes que Ganártelo”.
Estas últimas palabras fueron dichas por los Padres del Dr. Michio Kaku – Físico Teórico, quienes estuvieron encarcelados durante la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración 4 años, desde 1942 a 1946.
Saludos, tía!