El segundo recorrido consiste de un viaje en bote en la oscuridad total a la costa de Río Lagartos, desembarcando en una de sus playas alejadas del pueblo pesquero, con la ayuda de los guías, quienes te estarán dirigiendo y explicando el origen del universo desde los pueblos antiguos mayas, como parte de tu aventura, imagínate en medio de la nada, sin tegnología, sin globalización, ¡eres parte de una tribu Maya, que escucha solo los sonidos de la naturaleza! Te permite crear una conexión entre el cielo y la tierra.
Te encontrarás en un lugar donde apreciarás y conocerás la precisión con la que los mayas tenían que conducirse a través de las estrellas, con una luz láser, te van indicando algunos puntos, tomando un ángulo agudo de 45° hasta formar un ángulo recto de 90°, partiendo desde la estrella polaris que se mantiene siempre en el mismo lugar del firmamento, explicándo donde sale o se pone el Sol.
En la cosmogonía Maya han tratado de explicar, que todas las civilizaciones, como mesopotámicas, griegas, egipcias, romana, hay muchas teorías de que todas estas culturas están relacionadas entre sí, ya que todos vieron el mismo sol, la misma luna, las mismas estrellas, claro que los dioses y las historias tenían que repetirse, dicen expertos en el tema.
Los antiguos mayas por su parte, se dedicaban a observar las bóvedas del cielo que utilizaban para predecir las estaciones de lluvias, sequías, sembrar semillas etc., para quienes representaba «El camino del Sol», «La principal fuente de vida».
Según los expertos la oscuridad existió por primera vez en la cosmovisión maya, pero cuando apareció el Sol victorioso y trajo luz y vida a nuestro planeta, por lo que le llamaron el Dios Sol «kʼiin», en maya.
Ustedes recuerdan que para los mayas el sol no salía en un solo lugar, salía del extremo norte para verano y extremo sur para el invierno, cada día salía de un lugar diferente, permanecía allí durante seis meses y regresaba durante seis meses y de esta manera usaban este tiempo para orar, para adorar a sus dioses y para hacer sacrificios, porque cuando estudiaban entendían que el sol no era tan fuerte, porque las nubes lo tapan poco o mucho tiempo, así también desaparece en eclipse, por lo que representa para ellos un dios débil que debe ser alimentado con sacrificios.
Cabe mencionar que sí, los mayas no adoraban al sol físico, sino al espíritu que representaba, la estrella solar era considerada como un Cristo cósmico, encargado de dar fuerza, energía y poder a todo el universo.
Para los mayas la cosecha representaba los caminos de sur a norte, se usaban para preparar la tierra para el arado, y el camino de regreso de norte a sur se usaba para la cosecha.
¿Por qué esto es tan? Te estarás preguntando, qué era lo más importante para quienes observaron el sol en Mesoamérica, cuando la luz venció por completo a las tinieblas, es cuando el sol está en su cenit, el paso cenital del Sol es un fenómeno natural que ocurre cuando la posición del astro es completamente vertical, ocupando el lugar más alto en el cielo. que representa un día sin sombras y es «el día más importante! Y sucede dos veces al año, cuando sale el sol en verano (equinoccio) y cuando sale el sol en invierno (solsticio).
En esta zona, la segunda vez que el sol cruza el cenit, coinciden con la temporada de lluvias, si hay sol, tenemos agua, y el dios del sol «Kiin» y el dios de la lluvia «Chaac», ¡tenemos vida!
Así que, en esta latitud, al rededor del 19 de julio, comienza el calendario maya, a partir del cual se cuentan todos los movimientos del sol durante los 365 días del año.
En cuanto a los occidentales, según las investigaciones, no saben que el cenit ha terminado porque son del Mediterráneo y están por encima de los trópicos.
Esto y otras historias conocerás en «Ciudades Oscuras» próximamente en la Biosfera de Río Lagartos.