Desde que la medicina es medicina y los médicos son médicos existe una interrelación directa entre esta área de la ciencia y el ser humano (bien nombrado paciente o enfermo).
El médico, el enfermo y la sociedad son elementos que han ido cambiando y desarrollándose a lo largo del tiempo debido a la necesidad de reestructuración general que el mundo actual sufre constantemente.
Gracias a esto, el médico ha tenido que recurrir a condicionar su ejercicio mediante Códigos, Políticas y Juramentos que buscan reducir (o eliminar) los riesgos profesionales hacia sí y hacia el paciente e implementar la moralidad y la ética como base sólida en el ejercicio de la misma.
La idea del hombre como concepto, también ha tenido la necesidad de modificarse y perfeccionarse. La naturaleza actual del hombre es la libertad, pero no por ello, la permisión: “la ley natural, que el hombre es capaz de conocer por la razón, enseña y obliga a que, siendo por tanto los hombres sujetos independientes, libres e iguales, nadie debe dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones. El hombre se hace, por tanto, sujeto de derechos y de obligaciones”.
Entonces, los derechos y obligaciones están sujetos a todo ser humano sea cual fuere su condición y ninguno debe ser o considerarse superior o con mayor alcance al otro. A partir de esta premisa nace la Declaración de los Derechos Humanos en todo el mundo, y con ella, varias declaraciones o catálogos a grupos, colectivos menos numerosos o individuos. Así nacen los Derechos del Enfermo.
Derechos del Enfermo
Desde los principios de la medicina en la Antigua Grecia se buscaba una relación de paternidad de parte del médico hacia el paciente; entendiéndose que el primero es quien tiene la obligación de cuidar, proteger y aliviar al segundo; mientras que el segundo es la parte vulnerable que debe obedecer y que necesita de los cuidados del médico. Obviamente existían excepciones como los esclavos, y dicha necesidad del paciente, a veces, para los menos favorecidos, se convertía en tiranía.
En la Edad Media surgió el cristianismo y con él, el concepto del hombre como ser importante, único e irrepetible. La medicina evolucionó un poco y se consideró esta profesión más humana, dirigida hacia las personas por y para su bienestar.
Durante el siglo XV existió una regresión hacia la época grecorromana, y la evolución que había tenido el hombre (en cuanto a la medicina humana) se vio transformada y reducida a creer a los médicos profesionales como “sacerdotes de la medicina” o “árbitros de la vida del hombre”.
Los derechos de los enfermos surgen como consecuencia de la evolución del ser humano allá por la década de los 60´s, aunque para cada país ha sido diferente y se ha encontrado en constante modificación.
La Carta de los Derechos de los Enfermos consta de ciertos principios que pueden ser sintetizados en los apartados a continuación mencionados:
- Derecho al cuidado y atención médica.
- Derecho a la información.
- Derecho a que se respete la libertad a tomar decisiones sobre su salud.
- Derecho a que se respeten sus creencias filosóficas y religiosas.
- Derecho a confidencialidad.
- Derecho a contar con facilidades para una segunda opinión.
- Derecho a recibir atención médica urgente.
- Derecho a contar con un expediente clínico.
- Derecho a ser atendido cuando se esté inconforme por la atención recibida por parte del médico.
Dentro de los derechos más básicos se pueden encontrar cuatro categorías simples que tratan de englobar los derechos fundamentales de paciente sin importar su condición:
- Derecho a la vida. Dentro de esta categoría se habla del derecho intrínseco que tiene todo ser por su condición humana a ser tratado médicamente por todos los medios que sean posibles sin importar su estado (grave o vegetativo, por ejemplo), su situación económica, clase, sexo, status, entre otros. Esto también puede referirse a la negligencia de la profesión e incluso al aborto.
- Derecho a la asistencia sanitaria. Sin ningún tipo de condicionantes ni excepciones.
- Derecho a la información. Todos los pacientes deben ser correctamente informados acerca de todo lo relacionado al hospital: personal que lo atiende (incluyendo al médico), actualización de su estado y condiciones de salud, nombre y procedimiento de los tratamientos requeridos, terapia (de ser necesaria), costo de los estudios, etc.
- Derecho a una muerte digna. En este sentido existen muchas interrogantes mayormente éticas y filosóficas. Se cree que una muerte digna puede ser aquella que represente la menor cantidad de dolor, sufrimiento y, por qué no, sin deterioro innecesario del cuerpo. Dentro de esta categoría puede encontrarse la ortotanasia, que trata de mejorar la calidad de vida del paciente mediante métodos paliativos evitando a toda costa que el paciente sufra más allá de lo que debería. Trata de emplear métodos poco convencionales y no invasivos como la expresión artística (músico y pintura), dietas especiales, tratamientos con hierbas, etc.
Los dos derechos básicos considerados más relevantes son el de la vida y la muerte. La muerte es ineludible, pero como el mismo derecho lo menciona, se trata de que sea digna.
La muerte digna, como ya se comentó, es un término muy complicado; para algunos la muerte digna como tal no existe, ya que las enfermedades terminales y sus consecuentes tratamientos pueden llegar a ser largos y dolorosos físicamente y emocionalmente, tanto para el paciente como para sus seres amados.
Distanasia es un procedimiento del que poco se habla, pero que existe y se emplea actualmente. Se trata de darle un sentido muy literal al derecho a la vida. Los profesionales médicos (con autorización del paciente o los familiares) prolongan la vida del enfermo artificialmente, incluso cuando no existe posibilidad alguna de sobrevivir o, de hacerlo, el paciente tendría una terrible calidad de vida. La distanasia tal vez resulte un procedimiento exageradamente ad hoc con el derecho número uno (a la vida), pero dista demasiado del derecho a la muerte digna.
Resulta que algunas veces es muy difícil o casi imposible para los profesionales de la salud (éticamente hablando) cumplir con todos los derechos a la vez, porque como se ha visto, en ciertas ocasiones se contradicen. Aunque el paciente tiene el completo derecho a tomar decisiones sobre su salud, su vida y su cuerpo, suele obstruir el trabajo del médico cuando él (paciente) está determinado a terminar con su vida (por ejemplo: eutanasia), a la prolongarla (distanasia) o al elegir un método paliativo que probablemente el médico no considera tan efectivo como el tratamiento convencional (ortotanasia). Así que el trabajo del médico queda supeditado a acatar la voluntad del paciente o los familiares aunque no siempre sea la mejor decisión.
Fuentes
http://aebioetica.org/revistas/1995/4/24/460.pdf
file:///C:/Users/Marcela/Downloads/14141-22740-1-PB.pdf
https://es.wikipedia.org/wiki/Ortotanasia#Dignidad_ante_la_muerte_con_y_sin_dolor