Cliché, es una palabra tomada del francés, que significa «estereotipo» y que se refiere a una frase, expresión, acción o idea, que termina teniendo una percepción de inutilidad debido al uso excesivo que se le ha dado.
Hay frases que me incomodan terriblemente, aún cuando sé que la mayoría de las veces, quien las dice lo hace con la mejor de las intenciones. Y obviamente, cuando alguien me lo dice de manera personal, lo agradezco, pues no dudo de su buen propósito. Sin embargo, algunas de estas frases, son clichés que yo evito decir porque me harían sentir falsa, engañosa y hasta oportunista.
¿En verdad? ¿cualquier cosa que necesite?
He estado en situaciones difíciles de las que no hubiera podido salir sin el apoyo de las personas que me rodean. Personas que me han ayudado en todo, absolutamente todo lo que he necesitado, sin que yo lo pida y sin que ellos lo ofrezcan. Me han dado su apoyo total e incondicional y punto.
También, he escuchado muchas veces que, al saber que alguien pasa por un momento complicado, la gente puede decirle cosas tales como «lo que necesites, avísame». Y entonces ahí es cuando viene esa voz interna en modo cuestionador que me dice: —¿Realmente estará esa persona consciente de que está ofreciendo ayuda en «lo que necesite» la otra persona? ¿En verdad tiene la posibilidad, capacidad y voluntad de dar ese apoyo que está ofreciendo o sólo lo dice por impulso?
Personalmente, me resulta muy difícil decirle a alguien eso de «lo que necesites», principalmente porque me parece que es un compromiso que quizá no pueda cumplir y sería horrible fallarle a alguien que pone sus esperanzas en el apoyo que espera recibir de mi parte.
No es falta de empatía ni tampoco es egoísmo. Sencillamente estoy consciente de que no debo dejar un ofrecimiento tan abierto porque es posible que, precisamente lo que la otra persona necesita, es justo lo que yo no pueda (o incluso lo que yo no quiera) darle.
Cuando se trata de ofrecer apoyo, prefiero agregar algo como «si está en mis posibilidades hacerlo…» o «buscamos y vemos si juntos encontramos alguna solución». Agregar esas palabras me da cierta paz al saber que no estoy ofreciendo imposibles y, además, sé que cuando lo hago, es con auténtica voluntad y mi sincero compromiso personal.
