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La siguiente historia sucedió a finales del siglo pasado en un poblado montañoso de poco más de 20 mil habitantes llamado Tanlajás, San Luis Potosí (México) su nombre se interpreta como “lugar de lajas” que son piedras planas de varios metros de largo, las cuales forman el subsuelo de los arroyos de agua cristalina que atraviesan el municipio.

En dicho lugar existen todavía algunos lugares que para obtener agua tienen en sus patios una noria para abastecerse del vital líquido y en uno de estos lugares, en la casa de doña Zaida sucedió éste terrible suceso.

Este relato nos fue compartido de manera anónima a nuestro grupo de Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo y ella nos cuenta lo siguiente:

“Recién casada con mi esposo vivimos un tiempo en casa de mis suegros, los cuales vivían al lado de los abuelos paternos de mi marido, una tarde estaba lavando en el patio de atrás cuando llegó su abuelita doña Zaida y comenzamos a platicar, ese día hacía un calor tremendo y nos sentamos un poco a descansar, de pronto en la plática comenzamos a decir cosas paranormales, su abuela comenzó así la historia.

– “Una noche estaba ella a punto de irse a descansar por ahí de las 1:00 de la mañana cuando ya estaba en cama y comenzaba a conciliar el sueño escuchó el llanto de una mujer,  seguida de un grito y un llanto fuerte que la hizo sentarse en la orilla de la cama, cuenta que en ese entonces la casa de salud estaba a unos metros de la suya y creyó que fuese una mujer pariendo, sin embargo ese grito ahogado le daba escalofrío y decidió asomarse por la ventana”, lo que vió la dejaría helada.

“Al observar detenidamente alcanzó a ver qué un monigote (niñito) iba caminado en la calle en trucita, siguiendo ese alarido que a ella la hacía temblar, recordó entonces doña Zaida que a la vuelta  de la casa había una noria y que se contaba que la llorona atraía a los chiquillos para así ahogarlos en ella”,.

Al acordarse de inmediato «se puso sus chanclas y salió atrás del Niño y al verlo más cerca descubrió que era uno de sus pequeños nietos, le llamaba por su nombre pero el niñito caminaba torpe con los ojos abiertos pero en una especie de trance hipnótico y su dirección justo era hacia la noria”.

La mujer trataba de correr pero sentía las piernas pesadas por lo que no podía hacerlo con agilidad… “Como si ella – el espectro de la llorona- cada que lloraba le hacía más pesado su andar, de pronto cuando el pequeño estaba a unos metros” de la noria, pensó que ya era demasiado tarde, pero no todo estaba perdido.

Elevando una oración a Dios “doña Zaida corrió con toda su fuerza y de un brinco llegó a donde estaba el niño, ya se encontraba en el borde de noria, al detenerlo se escuchó terrible como ella, la llorona emitió un alarido de furia, grito que emanaba del fondo de la noria…”

Finalmente dijo doña Zaida que: “el niño la miró y con sus ojitos extrañado le dijo: abuelita porque andamos aquí, tengo frío… ese chaval de la historia es hoy mi marido, que gracias al instinto y al tremendo valor de su abuela logró salvarlo de las garras de la que suponemos era LA LLORONA…

Esta historia está basada en hechos reales.

¿Qué te pareció este terrorífico suceso?, Déjanos tus comentarios.

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