Varias de las leyendas antiguas tienen su origen en Xochimilco y en la Selva Lacandona, varios investigadores afirman que personajes de mitología como la Llorona, la deseada, la sedienta, la necesitada y otras muchas tienen su inicio en algunos seres o deidades prehispánicas.
Tal es el caso de Xtabay , una deidad entre los mayas lacandones y es identificada como un personaje del inframundo, el hambre, el pecado, la lujuria y la muerte. También se le conoce como Xtabal.
A esta diosa se le representa como un espíritu muy malo con una forma de una hermosa mujer cuya espada tiene forma de árbol hueco.
Se acerca a los hombres, seduciéndolos, abrazándolos, embrujándolos con sus encantos, los enamora, los vuelve locos y los mata.
La diosa zapoteca Xonaxi Queculla, es una deidad de muerte, del inframundo o como es conocido en la actualidad, del infierno, aparece en algunas representaciones con los brazos desencarnados y se aparece como una mujer atractiva y lujuriosa.
Hermosa a primera vista, se les aparece a los hombres a quienes los encanta, los seduce, los enamora para después, cuando ya los tiene comiendo de la palma de la mano, se transforma en esqueleto para después llevarse el espíritu de sus víctimas al inframundo.
La deidad Purépecha Auicanime era considerada como la diosa del hambre, su nombre se puede traducir como la sedienta (de hombres) y la necesitada (de sexo, de pasión, de lujuria y perdición).
También tenía otra modalidad y era considerada como la diosa de las mujeres que morían al dar a luz en el primer parto y según la creencia que tenían en el pasado decían que esas mujeres se volvían guerreras y se convertían también en divinidades, llamándolas Mocihuaquetzaque y por ende se convertían en objetos de adoración y ofrenda en su comunidad.
Esta abundancia de diosas antiguas estaba conectadas con los cultos fálicos, de la vida sexual y de la muerte, fueron iniciadoras de leyendas como la llorona, la devoradora, la necesitada y de otros fantasmas femeninos que castigan a los hombres por sus pecados al tratar mal a las mujeres como la sedienta, la Siguanaba, la Cegua y otras diosas mexicas.
Todas ellas deambulaban por los ríos, callejones y pueblos de México, pero tal parece que no conocen fronteras porque se les ha visto desde los Estados Unidos de Norteamérica hasta la Patagonia en Argentina.
¿Qué te pareció la historia?
Déjanos tus comentarios.