Ver las lágrimas de mi madre, sabiendo que le rompí el corazón con mis rebeldías y errores, es algo que nunca voy a olvidar y cada amanecer pido tener sabiduría para no volverla a lastimar. Sé que ella me ama con todo su ser, que me dio la vida y me enseñó a vivir, que me apoyó en mis sueños y me consoló en mis fracasos, que perdonó mis faltas y celebró mis logros. Sé que ella es la mejor madre del mundo, y que yo no fui la mejor hija.
Pero ahora que soy madre, entiendo mejor lo que ella sintió. Entiendo el dolor de ver a tus hijos tomar malas decisiones, de verlos sufrir las consecuencias, de verlos alejarse de ti. Entiendo la impotencia de no poder evitarles el sufrimiento, de no poder cambiarles el destino, de no poder hacerlos felices. Entiendo la angustia de no saber si volveré a verlos, si estarán bien, si me querrán.
Siento que fallé como madre, como ejemplo, como guía
Cuando las lágrimas de mi madre son causadas por la rebeldía de aquellos a quienes yo tenía que educar, me rompen todo mi esquema porque, aunque sus acciones no las decido yo, de una u otra manera siento que aún me toca algo de responsabilidad. Siento que fallé como madre, como ejemplo, como guía. Siento que no supe transmitirles los valores, los principios, el amor que mi madre me dio a mí.
Pero también sé que no puedo controlar sus vidas, que ellos tienen su propio camino, su propia voluntad, su propia personalidad. Sé que tengo que respetar sus elecciones, aunque no las comparta, aunque me duela, aunque me cueste. Sé que tengo que confiar en que algún día madurarán, aprenderán, se arrepentirán. Sé que tengo que esperar con paciencia, con fe, con esperanza.
Tengo que agradecer a mi madre por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por mí
Y sé que tengo que agradecer a mi madre por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por mí, por todo lo que me dio, por todo lo que me enseñó. Sé que tengo que pedirle perdón por todo lo que le hice sufrir, por todo lo que le quité, por todo lo que le oculté. Sé que tengo que decirle que la amo con toda mi alma, con toda mi fuerza, con todo mi ser.
Porque ver las lágrimas de mi madre es algo que nunca voy a olvidar. Y porque verla sonreír es en gran parte, mi motor para vivir.
