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Debo empezar diciendo que no crecí viendo la serie, al menos no frente a mi mamá, quien me prohibía muchas series a veces solo por la animación (sí, tampoco llegué a ver Ren y Stimpy), pero sí aprovechaba cuando ella se dormía en la tarde o no estaba ella en casa o estábamos en otra casa para ver al neurótico ualabí  y sus desventuras intentando sobrevivir a la vida cotidiana. Así que mis recuerdos de esa serie son pocos. Decidí volverla a ver a raíz de que se anunció este especial para Netflix, para poder comparar la serie vieja con esta nueva visión, aunque me faltaría un poco del factor nostalgia.

Los relanzamientos de viejas franquicias nos han estado plagando desde hace unos años, quizá los más infames sean ahora los de la casa del ratón, particularmente el polémico live action de La Sirenita. Algunos de estos relanzamientos se han hecho por la presión de los fans, debido a un final que jamás llegó por cuestiones comerciales, tal como el caso de Oye Arnold! y su película final, tras diez años de presionar a Nickelodeon para darnos la respuesta definitiva al paradero de los padres del cabeza de balón.  Otros, simplemente por intentar lucrar con la nostalgia de los fans, con resultados mixtos a decepcionantes, como Las Cazafantasmas. Y unos más, para atraer nuevos fans y modernizar franquicias, tales como Voltron y She-Ra y las Princesas del poder, ambas exclusivas de Netflix.

Así que, después de la nota tan alta en que acabó La Vida Moderna de Rocko, tanto en la versión animada como sus cómics, ¿Porqué hacerle un especial que, a ojos de muchos, sería innecesario?

No es secreto que muchos millenial hemos tenido problemas adaptándonos a ser adultos funcionales y capaces por nuestra cuenta, para muestra los miles de videos de tutoriales y life hacks que pueblan las redes sociales (algunos simplemente podríamos llamarlos sentido común, pero es asunto de otro artículo), posiblemente porque las pautas que en el pasado nos permitían marcar la adultez ya no son tan viables o no las vemos como obligatorias, lo cual nos está obligando a marcar nuevas reglas de qué significa ser adulto. En comparación, las generaciones anteriores a nosotros, particularmente los Baby Boomer, tuvieron estas pautas más marcadas (incluso en cosas como usar maquillaje o tacones, había una edad para ello), por lo que el cambio les resulta a veces más difícil de aceptar. Y claro, ambas diferencias entre qué significa ser adulto son la base del encontronazo entre generaciones que nos podemos encontrar cualquier domingo con la familia.

Así, en este especial nos encontramos con dos personajes que podrían pertenecer a estas dos generaciones y con problemas para adaptarse al cambio, Rocko y Ed Cabezagrande. Mientras que Rocko se da cuenta que su empleo ya no existe (una alegoría a como muchos millenial  o generación x estudiaron para algo que ya no existe o existirá) y que la programación no es la misma, Ed se tiene que enfrentar a que su modo de hacer las cosas sin cuestionarse si habría un error en ello acabó con la economía de O-Tow, al destruir Conglomo, principal motor económico de la ciudad, perdiendo en el proceso su empleo y su casa, tal como ocurrió con millones de empleados en la crisis económica de 2009. A eso súmenle que el pobre sapo descubre que su hijo Ralph es en realidad su hija Rachel y simplemente no puede aceptar un cambio más, entrando en negación

Rocko, para sobrevivir en un mundo que ya no reconoce, se aferra a su programa favorito, Los Cabezagorda,  similar a como muchos (incluida yo misma) nos aferramos a nuestra programación favorita del pasado, añorando un tiempo que ya no tenemos en nuestras manos. Rocko, como muchos fans que cité más arriba, aprovecha la situación en que se encuentra Conglomo para pedirles un reboot de Los Cabezagorda.

Ahora, hay cambios que ambos pueden tolerar bastante bien, aún si no pueden manejar bien otros. Rocko acepta de buenas a primeras que su amigo Ralph ahora es Rachel, después de todo sigue siendo la misma persona en el fondo (incluso mantiene el mismo tono de voz grave), quien creó su programa favorito y la hija de sus vecinos, solo que ahora usa un lindo collar de perlas. Y Ed también logra tolerar el cambio que hace Rachel en su creación  animada para incluir un bebé Cabezagorda, ya que es un homenaje a recuerdos que tienen en común y su lazo como padre e hija, algo que su generación aprecia mucho y que, finalmente, le permite aceptar a Rachel como realmente es. Llama la atención la manera en que tratan al personaje de Ed ante su crisis para entender la cuestión de Rachel. No se burlan de él ni es en ningún momento cruel con su hija, la narrativa le da tiempo de procesar las cosas y le urgen a que no pierda la relación con ella, lo cual cobra más peso tomando en cuenta la serie original, donde su relación era bastante conflictiva. Ed no está en lo incorrecto, simplemente no ha podido procesar que en el fondo, la mujer que no conocía es el mismo renacuajo que él crió y vio crecer.

John Murray, creador de la serie, hace una crítica acertada a las actitudes que tiene la gente ante los cambios actuales de la sociedad moderna, cada vez más vertiginosos, aún si viene de una serie que ya es considerada retro, pero que en su momento abordó muy bien los problemas a los que nos enfrentamos como adultos jóvenes. No podemos seguirnos aferrando al pasado, o al menos no a todo el pasado. Rocko hace una buena crítica a Ed al señalarle que puede vivir sin su súper importante trabajo y sin su casa, pero no tiene porqué vivir sin estar en la vida de Rachel y alejarse, ya que al final si Rachel aceptó retomar una creación que consideraba acabada, fue por el amor a su familia. A su vez, Ed le señala que el cambio en su programa no es el fin del mundo y que debe dejar de aferrarse al pasado, un fino cachetadón con guante blanco a los fans de franquicias que han sufrido algún reboot o continuación importante, al quejarse de que algo no es tan bueno porque ya  no es como ellos lo recordaban o no sigue las mismas reglas (pero invariablemente también se quejan si siguen la misma fórmula). Eso sí, todo esto sin dejar de rendir homenaje a la serie original, aún a personajes que aparecieron una sola vez.

No corresponde en este artículo discutir sobre el cambio en las voces de Rocko y de Beverly Cabezagrande en el doblaje latino, debido al fallecimiento de sus actores de voz originales, sin embargo, ambos reemplazos están a la altura y ayudan a señalar aún más que no nos podemos aferrar a que nada cambie, ya que el cambio es irreversible e inevitable, particularmente la muerte. Incluso el doblaje latino se permite un pequeño chiste al respecto del cambio de voces, cuando Ed Cabezagrande es secuestrado por Rocko para ir a la premiere del corto de su hija, se queja diciendo que “Iñigo [el actor original de Rocko en Latinoamérica] no le trataba así”.

En los próximos meses la cadena Nickelodeon transmitirá el especial, aunque no hay aún algún comunicado de su versión latinoamericana sobre si se transmitirá, ya que, aunque hemos visto sin censura los episodios de The Loud House donde se habla de la bisexualidad de Luna Loud, no se sabe si pondrán su raya con Rachel Cabezagrande. De cualquier forma, quizá sea para mejor si no se transmite, ya que este especial no es para los niños que ven ahora el canal, sino para los adultos (queramos admitirlo o no) que vimos Rocko.

El día que mi gato se enfermó
Si hay que comenzar de cero... ¡pues comenzamos!

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