Existen personas que pasan la vida esperando que la buena suerte toque a su puerta.
Religiosamente participan en la lotería, el melate, el progol o cualquier otro tipo de sorteo con el que tienen la esperanza de convertirse en multimillonarios y entonces sí, lograr todo lo que quieren ser, hacer y tener.
Generalmente, no tienen un proyecto de vida bien estructurado ni un plan de ahorro personal, porque piensan que en algún momento tendrán buena suerte ganarán el premio mayor y entonces ya su vida estará resuelta.
Y así se les pasa la vida… sin realmente vivirla ni construirla día a día. Esperando que la suerte toque a sus puertas.
Hay quienes, además de quejarse por la “mala suerte” que han tenido, suelen decir: “ahora sí, ya me toca la buena”. Y resulta que terminan su vida esperando…
No estamos formados en la fila de la ventanilla de “BUENA SUERTE”. Es irreal creer que “ahora sí ya me toca”. Incluso, ver que a alguien más joven o algún excompañero del colegio les va mejor, puede provocar auténtico enojo, como si se hubieran metido a la fila de mala manera. Nada más irreal, porque tal fila no existe ni nunca existió ni existirá.
Te encuentras con aquel viejo amigo de la infancia y finges sentir alegría de todos sus éxitos. Tiene una maravillosa vida, que vive con su maravillosa familia, con quién pasa maravillosas vacaciones, paseando en sus maravillosos autos, y todo gracias al maravilloso sueldo de su maravilloso empleo.
Finges sentir alegría cuando en realidad estás verde de envidia. No entiendes cómo es que si crecieron juntos en la misma colonia, iban en la misma escuela, jugaban en la misma tierra… uno parece seguir lleno de tierra y el otro ahora brilla tanto como o más que ese anillo de oro que lleva puesto… y haciendo un gran esfuerzo por no írtele encima a golpes por “haberse metido en la fila” le dices con una amarga sonrisa: “qué buena suerte has tenido”.
Esa frase debería ser un insulto para el exitoso. Su éxito no es por simple “buena suerte”.
Es el resultado de la acumulación diaria de disciplina, preparación y trabajo organizado.
Aquella persona que vive esperando la llegada de la “buena suerte”, incluso si ganara el premio mayor de la lotería, si no tiene preparación, educación financiera, y un plan bien estructurado de lo que quiere ser, hacer y tener, muy probablemente perderá su fortuna dentro de los primeros dos años.
No se trata de que el otro tenga más “buena suerte” que tú. Se trata de cuánta disciplina, preparación y trabajo organizado tienes en tu vida diaria.
“La suerte es el pretexto de los fracasados” -Pablo Neruda-.