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Era una mañana como cualquier otra yo tenía como 14 años, salí de mi casa y me dirigí a la escuela Juan de la Barrera, en la Colonia Ancira estuve con mi amigo Cesar jugamos, estudiamos y nos fuimos juntos platicando a la salida, unas horas después, me llega la noticia de que mi buen amigo se había quitado la vida.

Ambos estábamos en 6° año de primaria éramos muy buenos amigos y su muerte nos alteró mucho porque nunca supimos que lo había orillado a suicidarse y porqué siendo uno de sus mejores amigos nunca me dijo nada de que tuviera algún problema.

Aunque fue un suicidio, a mí me parece que fue muy extraño porque murió asfixiado con una barra de pesas en su cuello, él hacía pesas desde hace ya tiempo, siempre manejaron que se había quitado la vida, aunque también con el tiempo algunos pensamos que alguien pudo haberlo matado o tal vez fue un accidente que al caerle la barra en el cuello le rompió la tráquea, pero bueno, lo que quiero contarles es que como todos estábamos con la duda recurrimos a la Ouija para saber qué había pasado, saber por qué se había quitado la vida, o si alguien por venganza lo había matado.

Yo trabajaba por las tardes como encargado de los billares «Los Altos» que se encontraban sobre una tienda de ropa que se llamaba «El Contadito» ubicada sobre la calle de 2 de Abril entre Sinaloa e Hilario Martínez en la Col. Nuevo Repueblo.

Como siempre entre los amigos sale uno que es medio “brujo” y tiene una Ouija, se la llevó para preguntarle ¿por qué se había quitado la vida? y así llegó esa noche, no recuerdo su nombre, pero lo conocíamos como «El Donas» traía una bolsa con veladoras y empezó a dar instrucciones.

Arriba del billar había otro piso que estaba más desalojado y nos fuimos como 20 o 25 amigos, entre ellos mi hermano Chuy, todos estábamos dispuestos a salir de dudas preguntándole a los espíritus del más allá.

Para esto «El Donas» ambientó muy bien el lugar, tal vez para asustar a los más miedosos, pero llevo unas velas, apagó las luces y antes de empezar nos dijo que hiciéramos dos círculos y a los que estábamos en el círculo de afuera que nos tomáramos de las manos e hiciéramos una oración que él nos fue guiando.

Los 4 del círculo de adentro eran los que iban a manejar la Ouija, recuerdo que entre los presentes estaba Hugo que era hermano de Cesar mi amigo que se había quitado la vida.

Pusieron sus dedos en el cursor de la Ouija e invocaron al espíritu de César y Hugo empezó a hacerle preguntas cuyas respuestas solo su hermano sabía ya que eran muy personales y empezó a moverse por las letras formando las respuestas.

Algunos de los presentes murmuraban que se había quitado la vida porque su novia lo había dejado por otro, pero pronto se callaron cuando empezaron a preguntarle:

¿Cuál era su color favorito?, ¿Cómo se llamaba su perro? ¿Dónde vivía su tía? y así siguieron las preguntas y todas las respuestas fueron afirmativas. ¿Eres tú Cesar? Y la Ouija contestó SI.

Tanto así le atinaba a las respuestas el Espíritu que Hugo estaba muy impresionado, pero cuando le preguntaron: ¿por qué te quitaste la vida? él ya no pudo soportarlo más y se desmayó y pronto todos fuimos en su auxilio.

Se escuchó un fuerte golpe en el suelo, Hugo estaba tirado inconsciente, los que manejaban la Ouija la dejaron para ayudarlo dejando el cursor en la tabla.

De pronto entra un aire frío y se siente una extraña presencia, todos se miran entre si asombrados, yo tenía la piel chinita y al voltear a ver la tabla Ouija se empieza a mover solo el cursor, como si tuviera vida propia.

Todos empezaron a correr asustados, gritando aterrorizados, atropellándose unos a otros en las escaleras, mientras la Ouija seguía moviéndose frenéticamente dando respuesta a la pregunta que le habían dado, lástima que nadie se quedó para ver la respuesta completa.

Yo estaba preocupado porque además del susto, mi hermano menor Chuy que en aquel entonces lo llamábamos «Wiwinn», estaba entre el grupo, pero gracias a Dios que no le pasó nada durante la estampida y solo se llevó tremendo susto.

Cuando subieron a la mañana siguiente la Ouija estaba tirada en el piso, pero ya nadie quiso volver a preguntarle nada.

“Y hasta ahora 40 años después nunca supe porque se quitó la vida mi amigo César, aunque creo que el acudió a la cita cuando lo llamamos con la Ouija, pero ninguno fue tan valiente para quedarse y conocer la respuesta”.

Está historia está basada en hechos reales, el lugar todavía existe, pero ya no es billar y me fue contada por mi sobrino Alfredo Hernández a quien apodaban en aquel entonces como «El Texas» en los últimos minutos del 2022 e iniciando el 2023.

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