Habían estado varios años de novios, parecía que se querían mucho, pero de la nada, sin motivo aparente el joven dejó a su novia y ella por despecho lo embrujó llevándolo a la muerte.
Esta historia sucedió a principio del siglo XXI en el municipio de Dr. Arroyo, Nuevo León, México, los nombres se omitieron por razones obvias y para mantener a los personajes de este suceso en el anonimato. Es una historia real.
Una persona me contó hace poco tiempo que su primo había dejado a su novia y volvió a juntarse con sus amigos que se reunían en una de las esquinas cercanas a su domicilio para platicar y tomarse unas cervezas.
Un día sucedió algo extraño, la exnovia buscó a uno de los amigos de su exnovio y le llevó un paquete de tortillas de harina, le dijo que le gustaban mucho, pero que como no quería tener problemas con su ex le pidió que no le dijera que ella se las había dado, que mejor le echara una mentira piadosa diciéndole que su hermana o su mamá las habían hecho y como sabía que le gustaban le llevaba unas cuantas.
Para el amigo nunca pasó por su mente las negras intenciones que tenía la exnovia y con gusto se prestó para el juego y esa misma noche se las entregó.
El joven se comió muy a gusto las tortillas de harina, hasta se acordó que sabían casi igual a las que hacía su ex, nunca se dio cuenta que en ellas había algo más.
Al día siguiente el joven empezó a dolerle mucho la cabeza, se le olvidaban las cosas y en ocasiones desconocía a sus amigos, quienes poco a poco lo fueron abandonando por su forma extraña de actuar.
Empezó a comportarse de manera agresiva
Empezó a comportarse de manera agresiva por lo que ya nadie quería juntarse con él, decían que se había vuelto loco, su familia no sabía que le estaba sucediendo y el doctor del pueblo les recomendó que se lo trajeran a Monterrey para que le dieran una mejor atención y pudieran darle un mejor diagnóstico ya que él no le encontraba enfermedad alguna.
Llegó con unos parientes que vivían en una colonia al poniente de Monterrey frente al cerro de las Mitras, pero los nuevos doctores que lo atendieron tampoco se explicaban lo que sucedía ya que no sabían de dónde provenía su supuesta locura y agresividad.
Un día por la mañana el joven salió de la casa de los parientes diciéndoles que no se tardaba, pero por desgracia no volvió, pensaron que se había perdido y dieron aviso a las autoridades, al día siguiente tampoco apareció.
Empezaron a buscarlo, se hicieron grupos de familiares y amigos, así como de voluntarios, siguieron una pista ya que uno de ellos lo había visto dirigirse con rumbo a las Mitras.
Encontraron su cadáver desbarrancado
Pasaron dos días y encontraron su cadáver desbarrancado en un paraje del Cerro de las Mitras, al hacerle la autopsia de ley encontraron que dentro de su estómago tenía una bola de pelos humanos, se dieron cuenta que había sido víctima de una brujería.
Cuando sus amigos en el pueblo fueron enterados de su muerte, uno de ellos se dio cuenta que había participado sin querer en la muerte de su amigo, ya que se dieron cuenta que en las tortillas de harina su exnovia había puesto una brujería, ella decía que si no era suyo no sería de nadie.
Qué tanta razón tenían las abuelas al decirnos que no aceptáramos comida de nadie ya que había muchas personas que por despecho o envidia eran capaces de hacernos una brujería.
Esta es una historia verídica mantenemos en el anonimato a la persona que nos la contó por razones obvias.
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