GABRIEL CRUZ
Ser la ‘Niña de Oro’ del boxeo mexicano no es un apodo que le pese a la pequeña Fany Martínez.
Su padre es el ‘culpable’ del mote que la ha hecho famosa en el pugilismo amateur y al que ha honrado con más de cien triunfos, dicen que ya nadie la quiere enfrentar en el encordado.
En realidad, ella aún es una niña. Tiene catorce años y hace siete que se habla de tú con el costal de boxeo y duerme aliada al sueño de representar a México en los Juegos Olímpicos, apenas un paso en el camino a ser campeona del Consejo Mundial de Boxeo, es una esperanza que nadie le arrebata a la chica de Nezahualcóyotl.
Ni siquiera la contingencia ambiental provocada por el coronavirus, ha sido capaz de detenerla en su aventura con los golpes rectos y cruzados. Su casa se convirtió en su refugio. “Siguiendo las recomendaciones de quedarse en casa, siento que es el momento de ser solidarios, en lo personal lo hago, y haciendo mis entrenamientos en casa, entrenando dos horas diarias para no perder la forma”, compartió en entrevista con El Gráfico.
Su madurez impacta, está convencida de lo que quiere y no suelta las riendas de su objetivo. “La rutina ha cambiado porque no tengo entrenador que me corrija errores, así que hago más acondicionamiento físico y lo combino con el costal y ejercicios que sé me ayudarán para el día que regrese al gimnasio, para no perder fuerza y velocidad”.
Pero hay que insistir, es todavía una niña que apenas roza la pubertad, con deberes ineludibles para su edad, como la escuela, de la que también se nutre a distancia. “Tomo las clases por televisión de 11 a 12:30, además de realizar los ejercicios que nos han dejado en la escuela. No es algo difícil, es más que nada que te guste, porque si uno va a la escuela a echar relajo no va a aprender, siento que ya habrá tiempo para otras cosas, además si yo bajo del 9 de calificación pierdo el boxeo”, se advierte a sí misma, al tiempo de aceptar que las materias de español y educación física son las que disfruta más.
Pero nada se acerca a la pasión que despierta en su ser el boxeo. “Creo que me ha ayudado a ser una persona responsable y disciplinada, que ayuda en casa y en el negocio familiar. No me importan los sacrificios, ya llegará el tiempo de hacer otras cosas, por ahora estoy cien por ciento concentrada en mi familia, en el deporte que amo y en los estudios”.
Estudios que le gustaría concretar especializándose en mercadotecnia o llegando a ser médica veterinaria, pues las mascotas son su debilidad “el tiempo me dará respuestas para elegir mi destino”.
Hoy es el “Día del Niño”, y sí, ella sigue siéndolo y así lo vive. “Es un día muy especial para mi, a todos los niños nos gusta porque recibimos regalos, la pasamos con nuestros amigos, jugamos y hay muchas actividades. Esta vez será distinto y pienso celebrarlo jugando con mi papá, entrenando y lo que se nos ocurra, divertirnos”
Ser la ‘Niña de Oro’ significa todo para ella, “así me bautizó mi papá desde muy pequeña. Siempre que estoy en una pelea me gritan así y es un impulso para buscar el triunfo, sé que soy un ejemplo para los niños que me siguen y quiero demostrarles que todo lo que se propongan lo pueden lograr con trabajo y disciplina”.
No olvida que es muy joven para tanta responsabilidad, pero tampoco la elude, es más, le agrada vivirla. “Tengo catorce años y no me asusta ser un referente, ahora sé que todos los sacrificios que hago en mis entrenamientos han servido para crecer. Quiero que sepan que todo se puede en la vida y que nuestro mayor rival a veces somos nosotros mismos. Les digo que no dejen de soñar y luchar por lo que desean conseguir hasta lograrlo”.
LAS MUJERES EN EL BOXEO
Durante sus siete años como boxeadora ha visto crecer al deporte que le roba sonrisas, pero quiere más. “Ha mejorado el boxeo femenil en muchos aspectos y siento que es merecido, porque las mujeres nos esforzamos igual que los hombres. Tenemos disciplina y damos un buen espectáculo en busca de ser alguien en el boxeo”.
Antes de ser profesional, Fany reitera que le gustaría ir a unos Juegos Olímpicos y buscar una medalla de oro para México, “después de eso ya buscaría ser profesional, pero con un mejor respaldo deportivo y con mayor experiencia”.
Y no quiere alcanzar sola el sueño del pugilismo, por eso está por abrir su propio gimnasio. “Es un proyecto que se detuvo por la contingencia, será un gimnasio y escuela de boxeo para niños y niñas de 7 a 14 años, con la intención de que reciban la atención que no tienen en los espacios tradicionales. Enseñarles desde cómo pararse, aprender a tirar un golpe, los tipos de golpe que hay, todas las bases para que le vayan tomando cariño”.
No hay secretos y todos caben en su espacio. “Solo les pido que les guste, lo que voy a hacer con ellos y ellas es complementar el boxeo con ejercicios de estrategia para que no se aburran del deporte. El boxeo no hace violenta a la gente, sino que los libera, les da confianza y seguridad para lograr hacer lo que quieran en la vida y en el deporte. A mi me ha hecho disciplinada y una niña segura. No sé rendirme”.
Ella es Fany, la ‘Niña de Oro’ que camina segura los senderos del pugilismo con la mirada puesta en el éxito, sin perder la sonrisa infantil que la distingue.