La Mujer Lejana

Antier fuiste un poco menos complicada, hoy no pude entender las razones de tus olvidos. Cada día nos alejamos más. Al comenzar la enfermedad no imaginé que sería tan difícil, los médicos habían dicho que con una supervisión y atención se podría sobrellevar, porque está, no tiene cura.

Pero me he perdido al igual que tú. Los otoños me pasan sin reconocer en ellos el color de las hojas, apenas puedo ayudarte. Lo bueno de todo es que aún sigues escribiendo, eso no se te ha olvidado. Me pongo a pensar si será solo una respuesta mecánica de la escucha de tus ideas. Pensamientos vagando entre la mente del ayer y del hoy.

Estás en lugares diferentes, pero nunca conmigo, aunque siempre desde hace 8 años, tengo que permanecer contigo. Pero no quiero imponer mi enojo hacía a ti, ni contra las razones que te llevaron al extravío del primer par de zapatos, en ese viaje tan hermoso que hicimos a China. Recibimos los beneficios de aquella travesía que emprendimos al cocinar. Queríamos escribir el recetario con justificación el Amor. Recetas para amantes nuevos y parejas viejas. Cocinando a Besos fue el título de nuestra idea. Verte ordenado todo, ser tan meticulosa y ordenada, provocaba mi aire de ti. Cómo era posible que te gustarán las tramas de misterio y crímenes sangrientos para inspirarte mientras cocinabas.
Te observo en ese día que decidí usar un poco más de picante para esa sopa. Si la vida se pudiera transferir a los lugares en donde uno recuerda sus acciones, talvez, habría decido no usar ese picante para esa preparación. Pero habríamos perdido los besos qué en ese parque de Madrid nos descubrieron enamorados por primera vez. Y siempre a partir de eso, besarnos en todas las oportunidades y más en nuestra cocina. Vestirnos para el trabajo, llegar puntual y desvestirnos sin la vergüenza de amarnos en el área de almacén.

Pero ya nada está, tú no regresas a esas ligeras memorias, tus escritos son tan breves, casi tan perfectos como los poemas que siempre soñaste hacer. Te sigo felicitando por tu única razón de actuar sin olvidar, ese sentarte en la mesita y escribir con la HermesBaby de mi madre. Ya están publicados dos poemarios tuyos. Antes de contarte la noticia los arrojaste al piso. Porque no te gusta leer autores desconocidos. Es lo mismo que me gritas antes de volver a tu encierro, siempre después de que intento mostrarte tus libros, llevarte al recuerdo de todo y de nosotros. Los intentos fallan cada día, persigues ese territorio del desaprender de vivir. Los moscos van de un lado a otro, se golpean, recuperan el vuelo y lo intentan de nuevo. Voy sintiendo transformación, convertido en un mosco que rebota en el cristal sin lograr atravesar esa fuerza transparente. Con el alma rota, justo atrás de la puerta del recuerdo.

Parada en el olvido. Mi vida fue más traumática que la tuya, mi padre siempre me juzgo y culpo por la muerte de mi hermano pequeño. Esa vez, salí primero sin darme cuenta de que él venía corriendo tras de mí, vi su cuerpo hundirse entre las atroces ruedas del camión. Por más que intento aprender de ti, eso no se me va de esta cabeza. No fui más el mismo, no logré nada significativo en la vida. Y ni mi padre está aquí para acusarme cómo solía hacerlo, que me acuse ahora de tenerte aquí y no querer dejar que te lleven aún sanatorio digno, para que te cuiden el bien morir. No acepto verte morir lejos de mí. Qué no entienden que con tu pérdida de memoria cada día nos matamos, ambos hemos muerto. Ya solo nos quedan los mini poemas que escribes y que yo leo.

«Sonidos breves
de coches pasando
afuera»

«Reyes de mármol
en un jardín
sin leguas»

«Ciencia y caminos
sin cólera»

«Brote
dentro del corazón,
corto y secó»

«Cúpulas
imponiendo condiciones
al amor»

«Doloroso pasajero que nos mató»

Algún día te contaré con firmeza nuestra historia. Tengo todas tus frases bien aprendidas, las tengo que saber para decirle a tus lectores que estás bien y que sigues escribiendo. Mirá, ya están aquí los siete centavos que te pagan por cada lectura de tus poemas.

A esta vida, no se le saca nada de dinero.
Mañana tendré que dejarte unas horas. Tienes nueva presentación para leer tus letras, las fechas no se pueden mover. Todo es por agenda. Continúan explotando tus poemas. No me atrevo a decir que no. Lo poco que dan ayuda para mantenerte la enfermedad. Haber decidido olvidarte de todo. No tengo escusas para marcharme, sigues provocándome el amor cada vez que me ocultas tus emociones.

Paternidad Literaria 2022
TrodosMercado
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