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Por Martín González

Durante cientos de años hemos escuchado hablar del bien y del mal, de lo correcto e incorrecto, de lo que se debe hacer y no se debe hacer, penitencia y pecado; de Dios y del diablo, el cielo como premio y el infierno como castigo. Todas estas ideas están relacionadas entre sí y se resumen en una sola palabra: moral.

¿Qué es la moral?

Sócrates, Filósofo griego, creía que la verdad se relacionaba con el bien moral, por lo tanto, el conocer la verdad es conocer y practicar el bien; y por ende, esto conduce al hombre a ser virtuoso y actuar con rectitud.  Por el contrario, Friedrich Nietzsche, pensaba que la moral era una mentira que engañaba y corrompía al hombre.

Rousseau, consideraba que el hombre era bueno por naturaleza y que estaba orientado a hacer el bien, ya que este nace bueno y libre. En contra parte, el diplomático florentino Nicolás Maquiavelo, creía que el hombre es malo por naturaleza, debido a su egoísmo natural y sus propios intereses.

¿Somos buenos o malos?

Reflexionando un poco en los pensamientos filosóficos anteriores y aplicándolos a nuestra vida cotidiana, creo que el hombre tiene una naturaleza dual, que es ser bueno y malo al mismo tiempo; siendo esto un instinto de supervivencia, para subsistir en un entorno social, defendiendo los intereses y conveniencias propias.

Tener conciencia del bien y del mal, es un acto peligroso, pues esto hace de la moral una herramienta que crea sentimientos de culpa; y así es posible manipular la situación en favor propio. En este sentido, gracias a la moral se ha podido controlar la conducta humana, mediante el temor infundido por las doctrinas principalmente religiosas.

En el antiguo testamento, en el libro del éxodo, Moisés recibe las tablas de la ley, que consistía en diez mandatos que el pueblo de Israel debía observar y llevar a cabo para actuar con rectitud, ser buenas personas y obtener la vida eterna. Actualmente los judíos, católicos y otras comunidades cristianas, los siguen inculcando para ser buenos miembros de la Iglesia.

Durante siglos, las religiones en general, sin señalar alguna en particular, han controlado la conducta de la sociedad civil mediante el temor al castigo de un ser supremo, ya sea en esta vida o en la otra. Lo cierto, es que estas están lideradas por humanos, por lo tanto son imperfectos, con flaquezas y debilidades. No obstante, han señalado y condenado actos, calificándolos como “impuros” pero, ellos mismos también los han cometido o simplemente han pecado de una manera diferente.

De esta menara, las cabezas de las religiones, los gobiernos, las familias y otras instituciones, han utilizado la idea de la moral a su conveniencia y han sembrado ideas y estereotipos contra aquellos que piensan y sienten diferente a lo establecido según la idea del bien, calificándolo como algo malo.

Revisando un poco lo anterior, teniendo conocimiento de lo bueno y de lo malo, y de esa dualidad moral que existe en nuestra mente y nuestra imperfección humana, podemos concluir que la doble moral se encuentra presenta en cada ser humano, porque actuamos meramente más por conveniencia y por convicción. Pero esa percepción de sentirnos buenas personas, hace que no veamos nuestros defectos y debilidades, por lo que nos sentimos dignos de juzgar y condenar al prójimo.

Para ser feliz, debes eliminar la idea del bien y del mal de tu mente, puedo decir esto con confianza porque creo con firmeza que existe algo más fuerte que esto. El amor es un sentimiento puro y natural que se encuentra en cada ser humano, este promueve la empatía, la solidaridad, la unión y la convivencia.

Las cosas no son buenas ni malas, todo depende de las convicciones del ser humano.

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