Si algo hemos expuesto en artículos anteriores es que la brujería para muchos no es un tema fantasioso o digno solo de películas de índole terrorífico y sobrenatural. Son muchos los que piensan que es justamente la brujería, la solución a problemas diarios; una especie de atajo que nos proveerá de todo aquello que siempre hemos deseado. La realidad, es que la brujería no debería ser un tema abordado con tanta ligereza, es sumamente complejo, especialmente cuando se trata de la brujería maligna, de aquella que también conocemos como magia negra, (aunque es considerable el número de brujas y brujos que aseguran que la magia, en realidad, no tiene color; pues son las intenciones las que la clasifican; en otras palabras, son nuestras acciones las que directamente la vuelven buena o mala).
La brujería negra, es un arma mortal, capaz de causar un gran daño; acabar con sus efectos es sumamente complicado, o eso es al menos lo que la mayoría cree. En esta ocasión, expondremos sobre el único objeto que se asegura, es capaz de combatir la magia negra, y de proteger a todos aquellos que se acercan a él para resguardarse de los brujos y brujas sirvientes de la magia oscura. La medalla de San Benito.
Una leyenda como posible origen
Si bien, el origen de la medalla de San Benito carece de claridad, la leyenda que rodea su posible nacimiento es digna de darse a conocer, pues esta, corroboraría con la función que aún en nuestros días, se le sigue atribuyendo.
Dicha leyenda, se sitúa en el siglo XVII en Alemania, cuando se realizaba un proceso acusatorio en contra de un grupo de mujeres bajo los cargos de brujería, las cuales, tras aceptar las acusaciones, afirmaron que tras varios intentos por tomar malignamente el monasterio benedictino de Metten, estas, jamás lograron hacerlo debido a que se encontraba resguardado bajo la presencia de una cruz, una cuya presencia pudo corroborarse sobre las paredes del recinto durante las investigaciones realizadas luego de aquel juicio. Estas cruces se encontraban rodeadas por las letras que actualmente la medalla tiene grabadas en la parte trasera, las cuales, en ese momento, no pudieron ser descifradas.
Años más tarde, se encontraría un pergamino con la imagen de San Benito y las frases completas que contribuirían a su interpretación.
Las siglas del reverso de la medalla tienen el siguiente significado:
C.S.P.B. «Cruz del Santo Padre Benito»
C.S.S.M.L «La Santa Cruz sea mi luz»
N.D.S.M.D. «Que el Dragón infernal no sea mi guía»
Sobre el círculo, comenzando de arriba hacia la derecha.
PAX «Paz»
V.R.S. «Vade retro Satanás» (aléjate, Satanás)
N.S.M.V. «No me aconsejes cosas vanas»
S.M.Q.L. «Es malo lo que me ofreces»
I.V.B. «Bebe tú mismo tu veneno»
Su poder contra los exorcismos
Son muchos los padres que portan la medalla de San Benito al momento de realizar un exorcismo, pues a pesar de que esta medalla no es parte del ritual, sí se les solicita a los padres que se protejan antes de realizarlo, así como también a las víctimas, con ayuda de la cruz, pues se tiene la firme creencia de que esta es el único signo al que Satanás no puede hacerle frente.
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Luego de su aprobación hecha por el papa Benedicto XIV ante la iglesia católica como objeto sacramental, la medalla de San Benito cobró gran relevancia entre los fieles, pronto, comenzó a utilizarse por los católicos para resguardarse de las amenazas espirituales, y también de todas aquellas que se relacionan con el mal en todas sus manifestaciones. Su poder es comparado con el escapulario de la Virgen del Carmen, al cual se le atribuyen, las mismas funciones.
