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Se escucha un niño llorando afuera de mi casa, me da miedo salir, como que el niño sigue caminando hasta la esquina porque el llanto se mueve, corre por la calle hasta dar vuelta, una vez lo vi, pero no me percate hasta después que era el fantasma del niño llorón.

La siguiente historia fue enviada a “Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo” por Gabriela de Andrada y le sucedió a una persona que prefirió omitir su nombre y mantenerse en el anonimato.  

“Yo vivo en San Nicolás de los Garza, Nuevo León (México) por el Hospital Metropolitano”, que se ubica sobre la avenida Adolfo López Mateos, en la colonia Bosques del Nogalar.

“En la calle donde yo vivo, hubo un tiempo hace 3 años más o menos, donde todas las noches se escuchaba un niño llorando, se oía afuera de mi casa y luego se escuchaba en la esquina y después otra vez por mi casa y así de un lado al otro el llanto y era todos los días, hasta nos metíamos temprano porque nos daba miedo la verdad”.

Un día platicando de eso con mis vecinas nos contaron que un esposo de una de ellas se armó de valor y salió a ver, y si vio a un niño, pero éste se desvaneció”  el chaval se esfumó ante sus ojos, ahí se dieron cuenta de que se trataba de un fantasma.

“Yo un día salí con unas amigas y cuando me vinieron a dejar como las 4 de la mañana vi un niño jugando en la calle, al principio lo ignoré porque pensé que era un vecinito, pero ya estando adentro de mi casa agarré la onda de que iba a estar haciendo un niño a esa hora?

La voz del niño fantasma se corrió rápidamente como pólvora entre los vecinos, quienes temían salir de noche para no encontrárselo, tal vez uno de ellos acudió con el sacerdote porque algunos “Meses después de eso empezó a pasar por las calles el Padre de la Capilla de la colonia con el Santísimo dando la bendición y echando agua bendita a las casas y a partir de ahí ya no se escuchó al niño”.

Aunque las calles y casas de la colonia fueron bendecidas, el fenómeno no se ha terminado ya que de repente, en ciertas noches, se vuelven a escuchar el llanto del niño, aunque también se escucha el lamento de una mujer, no se sabe si se trataba de la llorona, lo cierto es que cuando este prodigio fantasmal pasa los perros ladran mucho, como si se volvieran locos.

Finalmente la mujer de este relato que prefirió mantenerse de forma anónima tratando de justificar los extraños hechos nos dice: “No sé si sea por el hospital porque justo vivo en la colonia detrás de él”.

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