En los pliegues del tiempo, donde la realidad y la leyenda se entrelazan, existe una historia que ha perdurado en los rincones de Montemorelos, un pueblo de calles empedradas y casas de adobe. Es allí, en la pequeña iglesia de Gil de Leyva, que la leyenda del Jinete Sacrílego cobra vida.
La iglesita, antigua Misión de la Purificación fundada en 1715, es una construcción norestense que alberga la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús, tallada por manos tlaxcaltecas hace siglos. Los habitantes, piadosos y devotos, atribuyen a esta figura numerosos milagros. Pero, como en toda leyenda, hay un giro oscuro que se teje entre las piedras y las sombras.
Hace muchos años, cuando la fe y la incredulidad se enfrentaban en un duelo silencioso, llegó al pueblo un capitán descreído. Sus oídos habían captado los rumores de los prodigios realizados por el Cristo de la iglesia. Pero él, en su arrogancia, decidió desafiarlo. Quiso demostrar que la madera tallada no teníapoder alguno, que los milagros eran meras ilusiones o coincidencias del destino.
Montado en su negro caballo, entró a la iglesia en medio de la misa y del asombro y el temor de los fieles. La celebración se detuvo, y los ojos de todos los presentes se posaron en el capitán que vociferaba. Con un lazo en la mano, se acercó a la imagen sagrada. Tiró con fuerza, intentando arrancarla del altar.
Pero algo extraño ocurrió: la imagen pareció resistirse. Como si la madera misma tuviera vida, estiró sus brazos hacia el capitán.
El hombre, sobrecogido de terror, sintió que la imagen lo juzgaba. Sus ojos vacíos lo penetraron, y su corazón se llenó de pánico. Hizo un esfuerzo sobrehumano, queriendo vencerla. Pero entonces, su caballo resbaló al pisar la cera de una vela tirada accidentalmente por un parroquiano en el suelo de la iglesia.
El capitán fue arrojado violentamente al piso, su cabeza golpeando accidentalmente la pila bautismal.
Dicen que su muerte fue instantánea. El incrédulo capitán yacía inerte a los pies de la imagen que había desafiado. Desde entonces, el Cristo de Gil de Leyva se convirtió en un símbolo de poder y justicia.
Los fieles cuentan que, en las noches de luna llena, el Jinete Sacrílego cabalga por los campos cercanos, su figura oscura y su rostro oculto bajo su sombrero, aterrando a los trasnochadores.
¿Quién fue aquel capitán? ¿Por qué desafió al Cristo? Nadie lo sabe con certeza. Pero la leyenda persiste, recordándonos que hay misterios más allá de nuestra comprensión humana, y que incluso en las iglesias más pequeñas, los prodigios pueden cobrar vida y convertirse en verdaderos milagros.
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Bibliografía:
Ajuaa Punto Com DOMINGO DE LEYENDA: EL JINETE SACRÍLEGO DE
MONTEMORELOS (Nuevo León)