La Leyenda del Canancol, es una historia de magia y protección que se cuenta en el estado de Campeche desde la época prehispánica, según se dice que era un muñeco hecho con cera de abeja y hojas de mazorca, que tenía ojos de frijoles, dientes de maíz y uñas hechas de habichuelas blancas y su objetivo era proteger las cosechas contra los ladrones que se encontraban al acecho.
El muñeco era encantado mediante un ritual mágico que realizaba el hechicero de pueblo y para ello utilizaba la sangre del dueño de la milpa, para que lo obedeciera solo a él y cuidara sus cultivos de los ladrones. Cada vez que el brujo coloca cada uno de los órganos al muñeco, llamará a los cuatro vientos para que protejan la milpa.
El muñeco es presentado al dios Sol y dado en ofrenda al dios de la lluvia. Se queman hierbas de olor y anís, y se mantiene el fuego sagrado por espacio de una hora. Mientras tanto, el brujo reparte entre los concurrentes balché, que es un aguardiente muy embriagante, con el fin de emborrachar a los humanos y que no se den cuenta del momento en que bajan los dioses a la tierra para darle vida.
La ceremonia debe llevarse a efecto cuando el sol está en el cenit, es decir, en medio del cielo. Al llegar esta hora, el brujo hace una herida en el dedo meñique del amo de la milpa, la exprime y deja caer nueve gotas de sangre en un agujero hecho en la mano derecha del muñeco, agujero que llega hasta el codo y al cerrar el orificio le dice: “hoy comienza tu vida. Este hombre (señalando al dueño de la milpa), es tu amo y señor al que debes obedecer, obediencia canancol, obediencia…Qué los dioses te castiguen si no cumples. Esta milpa también es tuya, debes de castigar al intruso y al ladrón”.
El hechicero le afirma: “Aquí está tu arma” y le coloca una piedra en la mano derecha, ésta te servirá para repeler a los intrusos con pedradas.
Durante la quema y el crecimiento de la milpa, el canancol está cubierto con guano de palmas; pero cuando el fruto comienza a despuntar, se descubre.
Después de descubrirse el Canancol se activaba automáticamente al caer la noche, que es cuando recorre el sembrado y silbaba como el venado. Al amanecer, el dueño le quita la piedra y lo cubre con guano de palma y lo guardaba para el siguiente día.
Pero para desactivarlo el dueño, al llegar al cultivo, tomaba sus precauciones y antes de entrar le silbaba 3 veces, señal antes convenida; despacio se aproximaba al muñeco y le quitaba la piedra de la mano.
El agricultor trabajaba todo el día y cuándo volvía a caer la noche colocaba nuevamente la piedra en la mano del Canancol, y al salir silbaba de nuevo y así el muñeco recorría los surcos cuidando el sembrado y la cosecha; hay quien dice que para entretenerse en las oscuras noches silba como el venado.
Cuenta la gente sencilla que el travieso o ladrón que trate de robar, recibe pedradas mortales. Por eso, en las milpas donde hay canancoles nunca roban nada.
Después de la cosecha, se hace un hanincol (comida de milpa) en honor del Canancol, al muñeco se le agradece su labor cumplida y es derretido y su cera se usaba para hacer velas sagradas, que pueden quemarse en los altares paganos y también después de la conquista en los cristianos.
Esta es la leyenda del Canancol, una de las más antiguas y misteriosas de Campeche y algunos dicen que sus orígenes son en la cultura Maya.
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Bibliografía:
Leyenda El Canancol: Leyenda Prehispánica Mexicana (paratodomexico.com)
Leyendas Mayas: El Canancol – Yucatan Today