Parece increíble que una serpiente pueda dormir a un niño para quitarle su comida y más aún cuando éste está pegado al pecho de la madre y más increíble aún que la matrona no se dé cuenta que amamanta a una víbora, al Alicante pinto, también conocida como la Chirrionera.
La siguiente historia nos fue enviada a nuestro grupo de Face de “Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo” por Gaby de Andrada quien nos cuenta ésta se desarrolla al sur de la República Mexicana.
La leyenda marca que esta serpiente se alimenta de la leche materna de los seres humanos.
“Esta serpiente habita en los montes de la Península de Yucatán, con su especializada lengua rasgaba al aire como las demás especies de serpientes, de esta manera lograba detectar a aquellas mujeres que estuvieran amamantando” a sus bebés, es la forma de descubrir a sus víctimas.
Las víboras llamada Alicante que habita en varias regiones del país y de América latina “son ágiles para subirse a los árboles, y así de rama en rama, llegaba hasta el techo o pared de la casa, donde buscan una manera de poder acceder al interior”, por alguna ventana o puerta que se encuentre abierta.
“Cuenta la leyenda que sigilosamente se acerca a la madre, ya sea que esta se encontrara durmiendo o en pleno acto de alimentar a su bebé, ella nunca notaba la presencia del reptil, por ende, no podía sentir su acercamiento y entonces… la serpiente introduce su cola bifurcada en la fosa nasal para que no despierte, una vez logrado esto, empieza a alimentarse de la leche de la madre”.
“Tan pronto como el infante lloraba, retiraba inmediatamente su cola de la madre y la metía en la boca del indefenso bebé, el cual desesperado comenzaba a succionar con el fin de obtener su vital alimento maternal, pero todo sería inútil ya que dichos nutrientes eran obtenidos por la serpiente y la cola solo servía para acallar el llanto del infante para entretenerlo durante todo ese proceso”.
“Si las víctimas no morían no era por su acto de bondad, sino para preservar su fuente de alimento el mayor tiempo posible, así conforme pasaban los días la serpiente va ganando nutrientes para cuando entre en celo o para la época de frío”,
“Madre e hijo se van debilitando, hasta llegar a una desnutrición severa ya que el reptil no deja de alimentarse” quitándoles los nutrientes a los dos.
La serpiente ordeña a la madre “hasta no poder obtener nada más y de este modo no quedaba nada de leche materna para el pobre recién nacido”.
Cuenta la leyenda de qué “si la serpiente nunca fue atrapada en el acto, finalmente madre e hijo morían por la desnutrición, por lo cual esta serpiente huía para continuar con su estela de sed y muerte.
Para las personas que vivimos en la ciudad este tipo de leyendas nos parecen inverosímiles, pero no así para la gente del campo en donde habita el Alicante ya que han visto a mujeres y niños morir de éste mal.
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