Esta leyenda no es la de la Llorona que mata a sus hijos en el río por el abandono de su hombre y luego vuelve a buscarlos llamándolos “Ay, mis hijos”, ésta que veremos a continuación es una verdadera historia de amor, nacida en el Istmo de Tehuantepec Oaxaca.
La famosa canción zapoteca “La Llorona” se inspira en un romance trágico de una pareja oaxaqueña.
Se cuenta que un Joven de Tehuantepec fue a una fiesta un día en una comunidad vecina cerca de donde él vivía llamada Juchitán. Ahí conoció a una chica tan hermosa saliendo de la iglesia vistiendo el famoso traje regional istmeño llamado huipil, fue tanta la impresión que creyó ver salir a virgen.
Desde el momento en el que se conocieron, el muchacho se esforzó para conquistar a la joven, pues fue amor a primera vista, el cupido lo flechó y su corazón se enamoró. Empezó a buscar a la joven, a cortejarla al poco tiempo consiguió la aprobación de los padres de ella para casarse.
Disfrutaron su amor al casarse durante un breve tiempo hasta que los vientos de la revolución mexicana soplaron en Oaxaca entre los años de 1911 y 1912 bajo el lema de “Tierra y Libertad” y de “Sufragio Efectivo no Relección enarbolados por Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, movieron las almas de los valientes por lo largo y ancho del país haciendo que los jóvenes se fueran sumando a la lucha.
Cuentan que el joven enamorado antes de irse a la guerra, le dijo a su amada algo así: “Recuerdo el día que fuimos al río y las flores del campo parecían llorar, contigo las nubes de mi cielo no son nada, incluso el sol compite con tu sonrisa. La guerra me está llamando por que la paz de nuestro país ha sido robada. Volveré a ti y por nuestra futura familia nunca dejaré de amarte, en esta vida y en la muerte”.
Finalmente, el día de partir llegó y cuando él se despedía de ella, el llanto corrió por sus ojos y los suspiros de dolor invadían el rostro de su hermosa amada. Mientras hablaba con ella le tomaba ambas manos, al mismo tiempo que la limpiaba con las suyas las lágrimas que caían por las mejillas de su esposa y entonces la llamó “Llorona” porque ella no paraba de llorar sabiendo que quizás no volvería a ver a su marido nunca más.
El joven se fue a la guerra, ilusionado de poder volver muy pronto a los brazos de su esposa amada, pero el cruel destino no los dejaría juntarse nunca más, su amor no regresó pues muerto en batalla quedó.
Tiempo después un amigo de ellos regresó al pueblo y le dijo: tu esposo fue alcanzado por las balas y las heridas eran tan terribles que fue imposible salvarle la vida. Pero mientras agonizaba me pidió que te dijera que siempre te amará y que por favor lo perdones y al mismo tiempo le entregó una carta que su amado para ella le entregó.
Cuentan que la carta decía algo así:
“Salías del templo un día llorona cuando al pasar yo te vi, hermoso huipil llevabas llorona que la Virgen te creí, en el cielo nace el sol mi llorona y en el mar nace la luna y en mi corazón nace, llorona, quererte como ninguna.
Aunque me cueste la vida, llorona, no dejaré de quererte.
Ay de mí llorona, llorona tú eres mi xhunca (mujer amada), me pedirán dejar de quererte, llorona. Pero de quererte nunca, no creas que te canto, llorona, tengo el corazón alegre, también de dolor se canta, llorona, cuando llorar no se puede, no llores prenda querida, te esperaré en el horizonte cada madrugada.»
Ella quedo tan afectada que seguido leía esta carta, porque esperaba reunirse con su esposo en el paraíso que le había prometido, por lo que todos los días lo esperaba al despuntar el alba.
Una semana después de tan trágica noticia nació su primogénito y por supuesto nació llorando por su padre perdido en batalla.
Cuentan que cada 30 de octubre de cada año, la llorona y su hijo cenaban juntos en el reino de los vivos y su esposo se sentaba en la misma mesa pero en la otra dimensión se unía a la celebración en el reino de los muertos esperando que el espíritu del Gran Águila los juntara nuevamente para unir nuevamente su eterno amor.
Dicen que el amigo que ambos tenían el que lo acompañó en la campiña revolucionaria se convirtió en músico y como de todo se enteró, para no olvidar tan triste suceso lo escribió y lo convirtió en una canción folklórica con una trágica historia de amor que ha sobrevivido por generaciones a través de más de 200 años.
La letra refleja el dolor y la tristeza de una mujer que se despide de su amado, quien se va a la guerra y promete volver. Estos son algunos versos que fueron originalmente escritos en zapoteco:
- “Guría guiigu’ Xabizende ti gueela’ cayuuna’ ti gunaahuiini”: Esta línea habla de una joven mujer llorando a la orilla del río San Vicente.
- “Xi pur nga nurru’ xunaxi bigani pacaa sabicisi binni”: Aquí, el hombre le pregunta a la mujer por qué llora y le pide que deje de hacerlo.
- “Ay Xhiandi’ naa ya’ ba’du’ ruuna’ pur ni usacalua”: El hombre le dice a la mujer que aunque le cueste la vida, nunca dejará de amarla.
- “Tí xpuyua bíree nee yanagueela’ tíhua’ pur quítesí naa”: En esta línea, el hombre menciona los dos besos que lleva en su alma: el último de su madre y el primero que le dio a la mujer.
Como en aquella época no era común registrar las canciones y mucho menos en provincia la melodía se volvió muy popular, pero se perdió el origen exacto de su creador original, aunque han surgido diferentes versiones e interpretaciones cada una con su propia letra y variantes de la música, sabemos que la más hermosa es la primera, la original. A través de las distintas épocas y regiones de México se ha venido adaptando la canción de “La Llorona”, la cual ha sido interpretada por muchos artistas a lo largo de los años. Algunos de los más notables son:
- Lola Beltrán
- David Záizar
- Lucha Villa
- Nana Mouskouri
- Óscar Chávez
- Joan Baez
- Lila Downs
- Susana Harp
- Eugenia León
Sin embargo, la mayoría coincide en que la mejor intérprete de “La Llorona” fue Chavela Vargas. Su interpretación de la canción es tan icónica que muchos consideran que ella y la canción están fusionadas.
Aquí te dejo la canción completa de la Llorona por si no la conoces:
Dicen que no tengo duelo
Llorona porque no me ven llorar
Hay muertos que no hacen ruido
Llorona y es más grande su penar
¡Ay! de mí, llorona, llorona
Llorona de azul celeste
Que aunque la vida me cueste
Llorona no dejaré de quererte
¡Ay! de mí, llorona, llorona
Llorona llévame al río
Tápame con tu rebozo, llorona
Porque me muero de frío
Todos me dicen el negro, llorona
Negro pero cariñoso
Yo soy como el chile verde, llorona
Picante pero sabroso
Salías del templo un día, llorona
Cuando al pasar yo te vi
Hermoso huipil llevabas, llorona
Que la virgen te creí
Dicen que no tengo duelo, llorona
Porque no me ven llorar
Hay muertos que no hacen ruido, llorona
Y es más grande su penar
No sé qué tienen las flores, llorona
Las flores del camposanto
Que cuando las roza el viento, llorona
Parece que están llorando
Todos me dicen el negro, llorona
Negro pero cariñoso.
Espero que te haya gustado mi versión de “La Leyenda de la Llorona Zapoteca”, házmelo saber en los comentarios.
Bibliografía:
No habla de la leyenda; la canción zapoteca de ‘La Llorona’ es de un trágico romance – Cultura Colectiva
Margarita Diaz Rubio: El origen real de la canción “La Llorona” (yucatan.com.mx)
La llorona (Popular mexicana) (cancioneros.com)
“La Llorona” y sus intérpretes – Grupo Milenio