«Salvó la vida a cuarenta personas, fue muerto por la 41». Indica el epitafio de su «tumba» en el Cimentière des Chiens en París. La leyenda dice que este can realizó diversos rescates en los alpes suizos. Ya fuera en apoyo de las personas que se extraviaban o bien buscando a las víctimas de avalanchas y derrumbes; Barry siempre se mostró valiente y dispuesto a ayudar.
El hospicio del Gran San Bernardo fue durante mucho tiempo un refugio para las personas que atravesaban los alpes suizos. Ubicado a 2,469 metros sobre el nivel del mar este hospicio daba abrigo y ayuda a los alpinistas, comerciantes y viajeros que atravesaban esa zona. No fueron pocas las veces que los monjes brindaron auxilio a las personas que sufrían infortunios en tan peligrosa aventura. Se cree que para facilitar este trabajo los monjes comenzaron a introducir perros guardianes entre 1660 y 1670. Fue así como Barry llegó al monasterio. Barry pertenecía a una raza predecesora del San Bernardo (El nombre precisamente viene del hospicio) que conocemos hoy en día.
Estos perros de rescate eran conocidos como perros de ganado.
Durante el tiempo que Barry vivió en el monasterio se caracterizó por su valentía y su disposición para ayudar en rescates y búsqueda de personas. Se dice que este perro era muy independiente y constantemente hacía recorridos por las montañas y los valles en busca de personas extraviadas o víctimas de las constantes avalanchas.
El rescate más famoso realizado por este San Bernardo es el de un niño que quedó atrapado bajo la nieve. Se dice que el pequeño iba acompañado de su madre y que ambos iban de regreso a Suiza cuando fueron sorprendidos por una avalancha. Según los registros fue la propia madre la que ató al pequeño en el arnés de Barry y que éste llevó a cuestas al pequeño hasta el monasterio en donde fue auxiliado por los monjes. También se sabe que luego de este hecho la madre falleció. La técnica de rescate de estos perros consistía en localizar, dar calor con sus cuerpos, y sacar a las víctimas de la nieve. De no ser posible esto último daban aviso a los monjes, quienes acudían de inmediato.
La leyenda cuenta que al momento de rescatar a la persona número 41 Barry se lanzó sin pensarlo a la nieve y, como era habitual, intento dar calor con su cuerpo a la víctima pero cuando el hombre despertó pensó que se trataba de un lobo y con una bayoneta asestó un golpe mortal a Barry, quién herido de gravedad cumplió con su deber y regreso al monasterio para avisar que había encontrado a una víctima. Los monjes al verlo herido se alarmaron y corrieron al rescate del hombre que había quedado atrapado. Lamentablemente a su regreso fueron notificados de que Barry había muerto.
Como dije esto solamente es una leyenda pues el cuerpo de Barry se encuentra disecado y expuesto al público en el Museo de Ciencias Naturales de Berna. Por si esto fuera poco en el cementerio de mascotas de París hay un monumento dedicado a este perro en el cual se puede observar al San Bernardo cargando al niño sobre sus espaldas.