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La labor incomprendida de las amas de casa. Aunque desde siempre han existido actividades en las que la mujer se desempeña fuera de las paredes del hogar, dichas actividades han sido limitadas y controladas de acuerdo a cada época por la sociedad básicamente dominada por los hombres.

En la antigüedad el papel de la mujer se limitaba al de ser esposa y madre, si no tenía ayuda doméstica, desarrollaba las tareas del hogar y en el caso de los hogares de escasos recursos, se permitía que la mujer trabajara ya fuera como costurera, panadera, cocinera o empleada doméstica, era tal la limitación de la participación activa de la mujer en el mundo laboral y artístico que existen casos documentados de mujeres que asumieron personalidades masculinas para poder estudiar una carrera, ejercer una profesión o escribir un libro, es más, hasta hubo un Papa que sorprendió al mundo cuando al enfermarse se descubrió que era una mujer.

Pero no dirigiremos este escrito a esas mujeres que destacaron a fuerza de renunciar a su femineidad y poderse colar en el medio predominantemente masculino.

Hoy en día en el campo laboral, profesional, artístico y deportivo son muchas las mujeres que se destacan habiendo incursionado ademas en terrenos que anteriormente eran considerados solo para hombres. Pero hay en nuestra cotidianeidad otra mujer a la que no le hemos dado el crédito que se merece, de la que solo nos acordamos si es que es madre en el día especial de su festejo o en su cumpleaños, quien está ahí y de pronto pareciera que no está, hablamos de las amas de casa, pero no de aquellas que llevan una vida social activa o de quienes pudieran ser llamadas «esposas trofeo» que son como maniquis cuya única función es mantenerse bonitas y lucir como muñecas al lado de los maridos, sino de quienes se dedican única y exclusivamente del hogar y de la familia.

Hoy en día, a pesar de la incursión de la mujer en todos los ámbitos profesionales y laborales, existe una labor que no solo es altamente ignorada como fuerza de trabajo sino además incomprendida por quienes se benefician de ella, es la labor de las amas de casa, trabajo que como alguien dijo, solo se nota cuando no se hace. 

Ser ama de casa es un oficio muy frustrante al que muchas mujeres se acostumbran a sobrellevar y que ejercen en su mayor tiempo en forma casi automatizada, sin embargo es importante destacar que realizarlo conlleva un esfuerzo, desgaste de energía, dedicación y cuidado.

Tendemos a ignorar lo que las amas de casa realizan ya que damos por sentado que lo harán,

cuando entramos a un hogar y se ve el orden y la limpieza, no concientizamos que detrás de esa organización esta el esfuerzo físico de la mujer que barrió, sacudió, trapeó, lavó, planchó, guardó, cosió, remendó, etc. y al llegarnos los deliciosos aromas desde la cocina, tampoco consideramos que esa misma dama primero acudió a un mercado a surtir los insumos, lavó, desinfectó, guardó, seleccionó, picó, licuó, frió, sazonó, y un largo etcétera hasta tener los alimentos preparados, y esto lo realiza al menos tres veces al día.

Marido e hijos saben que ella esta ahí para ellos, y sin llegar a menospreciarla al menos tampoco aprecian sus esfuerzos, la mujer que se dedica solo al hogar muchas veces no es valorada no solo por su familia inmediata, tampoco lo es por otras esposas que si trabajan fuera del hogar, quienes muchas veces sienten que las amas de casa no son personas preparadas, cultas y productivas.

Esos estigmas ridículos deben ser eliminados de nuestra mente, una ama de casa aunque se dedique solo al hogar, tiene su tiempo totalmente ocupado, aún cuando se tomen el tiempo para ver en televisión alguna telenovela, serie o película, por lo general lo estará haciendo mientras cose, teje, borda, remienda o incluso mientras cocina.

Una ama de casa merece totalmente el reconocimiento y apreciación de sus actividades, es esposa/pareja, madre, chofer, cocinera, costurera, enfermera, consejera, supervisora, psicóloga, orientadora, maestra, nana, contadora, administradora, entre muchas otras cosas, pero mas que nada es la roca que da firmeza y seguridad, es la fuerza que da el estímulo y crecimiento, es el calor que da seguridad y confianza, es el amor y la esencia espiritual de quien se entrega a los suyos 24 horas al día, 7 días a la semana por 365 días al año, por siempre.

Es tiempo de comprender que ser ama de casa no es un oficio denigrante, es el único oficio que se ejerce al cien por ciento sin mas compensación que la satisfacción de entregarse a los suyos con devoción, pensemos, cuando veamos a un hombre bien presentado, a unos hijos sanos y a una casa en orden, que son la voz callada de una mujer que no necesariamente ha renunciado a algo, sino que realiza su sueño personal.

Ni todas las mujeres nacieron para ser amas de casa, ni todas nacieron para el campo laboral externo, pero una cosa si es cierta, todas, absolutamente todas, tienen derecho a ser reconocidas y respetadas.

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Un gobierno sinvergüenza

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