Es triste pero muy cierto, que este trágico fenómeno de la ira, esta proliferando en este tiempo de encierro y de una modo alarmante, lo peor de todo es que esta siendo dirigido como proyectil hacia nuestros hijos, esposas, tíos, abuelos, nietos; aunque no desestimo la ira lanzada hacia nuestros vecinos y amigos.
La ira, al igual que otras adicciones, mientras mas se practica, mas genera una adrenalina que se torna adictiva, lo que la convierte en algo letal, tanto para el que la ejerce como para quien la recibe.
Es cólera arrebatada y terrible que hace que la persona pierda el sentido común. Es un enojo ardiente que inspira deseos de venganza y hasta de muerte.
Es rabia y furia violenta que provoca la pérdida del dominio propio, estallido de violencia y locura temporal.
Quienes hemos padecido esta falta de dominio propio, nos encontramos derrotados por decisiones destructivas y relaciones interpersonales destruidas.
Al igual que la droga, cuando disminuye el efecto de la ira, queda una marioneta a merced de su dueño, a quien por un tiempo, le han cortado los hilos, cansada por haber usado su fuerza en herir y dañar a otros, esa misma fuerza que debió utilizar para proteger, cuidar y sostener.
Queda un ente manipulador, que no busca mas que culpar a los demás de su falta de responsabilidad, una persona con un tremendo remordimiento, si, pero sin ninguna pizca de arrepentimiento.
Esta cruda realidad la viven millones de personas por todo el mundo, más ahora, donde nuestras familias son reos de oleadas de abuso y tragedia, quienes preferirían que continuáramos en nuestras labores, en lugar de hacerlos padecer este infierno.
Pero hay una luz, hay una salida, si estas leyendo esto, es que no puedes mas con este demonio que te controla, y sabes una cosa, te entiendo, pero quiero que sepas que tendrás que pasar procesos de dolor, de auto examinación, si de por si estas líneas son en si un severo espejo, aún falta mas por confesar, reconocer, soltar y restaurar.
La ira se gestó desde la niñez, no pretendas que la dominaras de la noche a la mañana, eso es pretender solucionar esta pandemia con una aspirina.
Ser libre y poder relacionarte con tus seres queridos, sin tener que vivir arrebatos de ira, llevara un tiempo, si en verdad lo deseas.
Permíteme dejar inconclusa esta reflexión para que lo analices y espera las redacciones al respecto. Un fuerte abrazo quien quiera que tú seas, porque la ira no tiene rostro, no respeta sexo, ni edad, ni clase social, ni aspecto físico, esto sin dejar a un lado nuestra responsabilidad, pero hay un luz antes del final del túnel.