La indiferencia, el peor asesino. Los tiempos de Babel, Sodoma y Gomorra o de algunas profecías del Apocalipsis, parecen sacadas de una película para niños y adolescentes al compararlas con los tiempos que estamos viviendo; estas palabras no son porque sea catastrofista o de una postura ultra religiosa; está claro y es más que evidente que a todas y todos nos está afectando sobremanera la situación actual de nuestra tierra, nos sobresalta, atemoriza y nos turba cada vez más la espiral de violencia de la que somos testigos. Hablo de este país; no de otras naciones.
Hemos dejado de ser el país de “No pasa nada” a ser la tierra de nadie. Aún así todavía hay quien se jacta de que vivimos en un estado de seguridad, de que podemos salir confiados a nuestras ocupaciones y tenemos a tranquilidad de que volveremos sanos y salvos a nuestro hogar de que la sociedad mexicana está feliz; feliz…. Es un cruel autoengaño.
Aunque sea el pueblo más alejado, o la colonia más tranquila de una mediana ciudad, en todo el territorio nacional en mayor o menor escala, pero cada vez con más frecuencia (a diario), nos entramos o somos testigos o víctimas de sucesos atroces que solo un director de cine podía fabricar o las historias que pasaban en las novelas de Agatha Christie, o de Alfred Hitchcock, escritores que fueron altamente premiados por sus novelas policiacas de crímenes y suspenso; o el más contemporáneo Stephen King con su clásico “El resplandor” y de ahí surgieron muchos más.
Tristemente la realidad ha superado a la ficción.
No necesito enumerar los casos, porque son muchos, no solo los que han tenido reflectores nacionales o internacionales, hay muchos más sucesos tristísimos que no se dan a conocer, pero que son hechos de sangre y con una crueldad extrema, Lo peor es que la sociedad mexicana poco a poco se va acostumbrando a las terribles historias de muerte, dolor e impunidad.
Desde las más altas esferas de autoridad y legislación, hasta las modestas instancias municipales o rurales, se ha ido produciendo una “costra” de indolencia, quizá como protección contra el dolor; quizá por temor y debilidad ante los grandes cotos de poder criminal, quizá por complicidad, y posiblemente, también como una forma de evadir la realidad porque ésta es horrible.
Y ¿qué pasa ahora cuando algunos sectores de la sociedad han despertado y están confrontando a los responsables de la situación, porque ya han llegado al tope de la irresponsabilidad?; ¿Por qué ahora los más inmóviles se espantan de los movimientos de protesta, de rechazo y de hartazgo que se expresan con diversas formas, unas son violentas, otras son irreverentes, y otras más son pacíficas pero multitudinarias?
Algunas de las diversas manifestaciones públicas aglutinan a sectores de la sociedad que son homogéneos, otras se caracterizan por la diversidad, las más recientes son distintivas por el género.
Ya sea organizadas o descontroladas, pero las protestas suben de tono, principalmente su bandera es el rechazo a la injusticia y a la impunidad, y a la indiferencia con la que las autoridades responden ante la dolorosa violencia que se pasea por las calles de nuestro México sangrante.
¿¡¡¡Y qué si hay este tipo de protestas!!!?; es peor y más vergonzoso ante las naciones permanecer impávidos, sobándonos “el lomo” unos a otros diciéndonos que no pasa nada, que solo son: “Delincuencia respetable” y que “Hay que portarse bien” o si no; Los acusamos con su mamá” …¡¡¡Es una burla!!!…
¿Acaso tendremos que esperar a que nos ataquen directamente y nos toque a nuestra familia o a nuestra persona sufrir por el crimen, para aprobar y apoyar estas causas que ahora nos escandalizan?
Está más que claro que en todos los movimientos a través de la historia ha surgido el extremismo de lo cuál los más astutos sacan raja política o beneficios personales, es una inevitable consecuencia de que los grupos sociales levanten la voz y tomen acciones para expresar su enojo ante la falta de soluciones.
Continuemos preguntándonos; ¿QUÉ SERÁ PEOR?…¿Aguantar con sobriedad y un elegante silencio a que NOS MATEN? ó despertar, movilizarnos y unirnos para gritar juntos y juntas ¡¡¡YA BASTA!!!…No más muertos, no más muertas, ni hombres ni mujeres, o niños, niñas, bebés, familias enteras, o poblaciones arrasadas por el crimen, ¡¡¡NO MÁS!!!…EN MÉXCO NO ESTAMOS EN GUERRA. Somos un país de paz que apoyamos y propiciamos la unión y la concordia para las demás naciones, pero en este momento somos una vergüenza mundial.
Si no somos parte de la solución; entonces somos parte del problema. Hay un principio (no sé si filosófico o social) que dice: “La forma es fondo” y constantemente se cumple en todos los temas. Así qué….La forma en la que hoy se está conduciendo al país es la prueba de que en el fondo, solo cambiamos para seguir igual. Lo que NOS sucede ahora es a causa de Décadas de malas decisiones y descuido de los valores que nos caracterizaban como patria fundada en las familias y el amor al prójimo.
Las consecuencias y el resultado de ese descuido lo estamos padeciendo todos y todas; pero también la respuesta para parar esta ola de sangre está en todas y todos. No nos hagamos; es responsabilidad de todos; de las mexicanas y los mexicanos. ENTONCES: ¿QUÉ NOS QUITAMOS CON APOYAR A LOS PAROS Y MANIFESTACIONES? el beneficio que se obtenga de estos movimientos será para todo el país. Y si tu posición cómoda no te permite apoyar y solidarizarte; pues no estorbes con malos e inútiles comentarios misóginos o racistas. APOYA O CALLA.
La indiferencia mata más que una bala. ¡Despierta!