La vida no es fácil. Todos tenemos problemas, dificultades, obstáculos que superar. Pero hay personas que no se dejan vencer por las circunstancias, que no buscan excusas para rendirse, que no culpan a los demás de sus fracasos. Son la gente trabajadora, esa que se levanta cada día con ilusión, con ganas de hacer las cosas bien, de aportar valor, de crecer y mejorar.
La gente trabajadora es admirable. No se conforma con lo mínimo, sino que busca la excelencia. No se limita a cumplir con su deber, sino que va más allá, buscando soluciones creativas, innovando, aprendiendo. No se deja llevar por la pereza, el conformismo o el miedo, sino que se esfuerza, se compromete y se arriesga.
La gente trabajadora es inspiradora. Con su ejemplo, nos muestra que todo es posible si se tiene una actitud positiva, una ética profesional y una pasión por lo que se hace. Con su testimonio, nos enseña que el éxito no es cuestión de suerte, sino de trabajo duro, constancia y perseverancia. Con su energía, nos contagia de optimismo, de confianza y de entusiasmo.
La gente trabajadora es valiosa. Aporta valor a la sociedad, al mercado, a la empresa, al equipo. Genera riqueza, bienestar, progreso, desarrollo. Crea oportunidades, empleo, innovación, calidad. Contribuye al crecimiento personal y colectivo, al aprendizaje continuo, a la mejora continua.
La gente trabajadora es la que hace avanzar al mundo. La que no se rinde ante las adversidades. La que no pone como pretexto la pandemia, ni la crisis, ni al gobierno para justificar sus fracasos. La que no anda «matando» siete veces al abuelo para ausentarse del trabajo y tirarse a la pereza. La que sabe que el trabajo dignifica al ser humano y le permite construir sus sueños.
Y tú, ¿trabajas con entusiasmo y construyes progreso o sufres tu empleo y buscas pretextos?
[…] abonó el servicio que brindaron a la Patria, algunas convertidas en referentes de la cultura y personajes de gestas heroicas como Sor Juana […]