El hubiera no existe. Las decisiones que vamos tomando en nuestro andar siempre, siempre, ¡siempre! traen consecuencias. Lo que hoy somos, hacemos y tenemos, es el resultado de las acciones que decidimos hacer o no hacer, en el pasado.
Lo que pasó ya no podemos modificarlo. Si los resultados que hoy tienes no son lo que esperabas, analiza lo que no está funcionando y haz los cambios necesarios ahora mismo, y lo que crees que sí funciona, lo que sí te da el resultado que deseas, debes reforzarlo.
Es muy cómodo dar pretextos y conformarnos con resultados que nos tienen insatisfechos y frustrados. Es muy cómodo culpar a los demás, a las circunstancias, a la suerte, al universo, o a Dios diciendo que fue su voluntad.
Es más cómodo seguir casada.
—¿Por qué sigues con ese hombre que te maltrata y al que ya no amas?
—Porque es el padre de mis hijos.
—Esa no es una respuesta coherente. Él siempre será el padre de tus hijos.
—Ya sé, pero no quiero que mis hijos crezcan sin su padre.
—Lo quieras o no, con o sin su padre, tus hijos van a crecer.
—Pero si nos divorciamos quizá ya no quiera mantenerlos y pagar las colegiaturas y tendré que meter una demanda de pensión alimenticia.
—Entonces el verdadero motivo no es que te interese la convivencia entre tus hijos y su padre, sino la seguridad económica que crees tener a su lado.
Es más cómodo usar una talla más grande.
—Vamos a la playa el próximo verano.
—Gracias, pero no tengo dinero para ir.
—Pero aún faltan varios meses, puedes ahorrar lo necesario.
—Es que tengo muchos gastos y no creo poder ahorrar nada los próximos dos años.
—No te preocupes, yo te invito. Yo pago tu viaje, tu comida y tu hospedaje. Sólo necesitas tu traje de baño y ganas de acompañarnos.
—Es que si quiero ir pero me da vergüenza salir en traje de baño. Estoy toda gorda y flácida.
—Pues como te dije al principio, faltan varios meses. Puedes comenzar hoy mismo a cuidar tu alimentación y hacer ejercicios.
—No lo creo. Tengo demasiado trabajo como para ir al gym.
—No necesitas ir al gym. Levántate media hora antes y haz ejercicios en tu casa.
—¿Levantarme más temprano?… Mmmmj ¿Sabes? Pensándolo bien, creo que no se me antoja ir a la playa.
Y tú ¿Realmente eres feliz?
¿Qué te falta? ¿Qué te sobra? ¿Qué es eso que anhelas y no has podido conseguir?
¿Cuáles son tus pretextos y cuáles son las verdaderas razones?
Quizá el primer paso que debas dar es dejar de mentirte, levantarte del sillón de víctima, y empezar a construir día a día tu vida feliz.