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A raíz de la pandemia ocasionada por este virus, tanto docentes, alumnos y padres de familia han tenido que cambiar de forma abrupta el estilo de vida y la forma de enseñanza-aprendizaje, ahora todo debe ser en casa y ante esta situación compleja, los padres de familia se preguntan ¿qué hago con mi hijo? ¿cómo le ayudo si estoy trabajando? ¿cómo sé que está aprendiendo? ¿cómo lo van a evaluar?

De igual forma los docentes se preguntan ¿cómo planeo mis clases en línea si no sé mucho de tecnología? ¿cómo sé que mis alumnos están aprendiendo? ¿cómo los voy a evaluar?

Si bien todos estamos pasando por una situación muy complicada, hemos tenido que buscar estrategias que mejor nos ayuden a salir adelante. No es verdad que los docentes y padres de familia ya tengan todo bajo control ante esta modalidad de clases y no es verdad que los alumnos están completamente involucrados. Existen una serie de factores que influyen en el desempeño de los estudiantes y que no son meramente académicos.

A continuación menciono una serie de situaciones que influyen en este desarrollo y en todos sentidos con tus hijos al estar en casa.

Es importante que los tomes con reserva, sabemos que no todos vivimos las mismas condiciones.

1. No todos los estudiantes y sus familias cuentan con los recursos económicos para tener a su disposición una computadora o dispositivo, una red inalámbrica efectiva o señal de internet (tanto de alumnos de escuelas públicas como privadas). Esto es de verdad un serio problema, ante la propuesta de las autoridades educativas de realizar todas las actividades en línea, lo cierto es que no todos cuentan con ello, ni qué decir de las comunidades rurales. Algunos estudiantes tienen que buscar la forma de conocer la información que envían los profesores, anotar en alguna libreta las indicaciones para realizar un trabajo y esto puede retrasar su entrega porque les llevará más tiempo que si estuvieran frente a una computadora, por poner un ejemplo.

2. Los padres de familia que aún tienen que trabajar. Es una realidad que ante la crisis económica, las familias tienen que seguir trabajando para cubrir las necesidades básicas y esto propicia que los adolescentes se queden solos, así que no sabemos si realmente están aprovechando el tiempo y realizando las actividades que les piden. Lo ideal es que haya un tutor u orientador de clase para ser el vínculo entre familia y escuela, de esta forma se da seguimiento a las actividades y lo que tienen que entregar en determinado tiempo. Aunque estés ocupado en tu trabajo, tendrás información de cómo va tu hijo y en algún momento te darás tiempo de supervisar.

3. Situaciones familiares complejas. Muchos de los adolescentes viven a veces con papá o a veces con mamá cuando están separados. Esto complica más la situación porque en ocasiones tiene que quedarse sólo con mamá y no tiene acceso a ciertos recursos, o al revés, que tienen que quedarse con papá y no cuentan con lo mismo.

Esto provoca inestabilidad en ellos y baja su rendimiento.

Otra situación es cuando hay hermanos y la relación es tensa al vivir juntos, lo cual provoca peleas y desacuerdos, hasta para compartir un dispositivo que todos necesitan. Lo ideal es establecer tiempos y organizar las actividades que les dejan desde la escuela para elaborar un organizador o calendario. Y en actividades de casa, también elaborar un calendario, todos tienen que ayudar de alguna forma.

4. Exceso de actividades escolares para los estudiantes. Esto ha sido un problema y en la medida de lo posible se pide a los docentes que dosifiquen sus actividades, hay ocasiones en que los adolescentes pasan más de 7 u 8 horas frente a una computadora u otro dispositivo y esto no es nada benéfico para su salud. En este sentido la comunicación constante entre padres y docentes puede equilibrar un poco la carga de trabajo, recordemos que también los docentes no la están pasando muy bien, pero en la medida de que haya un objetivo claro de las actividades, ayuda a dicho equilibrio y además los docentes estarán enterados de la situación que viven los estudiantes. Sólo no olvides que tu hijo debe hacer lo que le toca.

5. Los docentes también tienen familia y problemas. Tal vez sea para ellos más complicado que para los jóvenes. Todos los docentes no sólo enseñan y evalúan a tu hijo, tienen hasta más de 150 estudiantes, por lo que se triplica la carga de trabajo en cuanto a revisar las actividades y evaluarlas. Además de que también tienen a sus hijos en casa y les ayudan con la tarea, tienen que salir a comprar comida, realizar otras actividades que implican tiempo y esfuerzo, se enferman, etc. A veces el docente trabaja más horas en casa que estando en la escuela.

Hasta 12 ó 14 horas seguidas frente a una computadora, planeando, revisando y evaluando. Más que lo que realiza en el aula.

6. Como padre me doy cuenta que mi hijo tiene un problema de aprendizaje o atención. Todas las veces que me dijeron que mi hijo necesitaba ayuda, no lo creí porque tal vez era justificación del docente o escuela para no apoyarlo. Pero cuando ya estoy con él más tiempo, me doy cuenta que tenían razón, algo pasa con mi hijo y entonces caigo en la cuenta que no realiza las actividades como según yo creía o debería de ser y que el docente no está en contra de él.

Es importante que ante esto, seguir en comunicación con la escuela y poner atención en sus sugerencias o comentarios. Los docentes pasan más tiempo con los alumnos y observan su comportamiento, por lo que si en algún momento te dijeron que tenía o tiene un problema, no lo dejes de lado, tal vez estamos hablando de un probable TDAH, que si no es atendido, se convierte con el tiempo en algo más grave. Si tu hijo ya recibe atención de un profesional, entonces solicita que envíe a la escuela las recomendaciones que sugiere para los docentes (aunque estemos en contingencia). Verás que poco a poco tu hijo se sentirá mejor y saldrá adelante.

En casa tendrás que seguir las indicaciones del especialista si fuera el caso, te darás cuenta que no es nada fácil.

7. Estar en casa puede resultar muy benéfico para todos. Se requiere mucha paciencia, tolerancia y resiliencia para afrontar la convivencia familiar, pero también te das cuenta que estar con tu familia te hace feliz, aprender a encontrarte de nuevo con ellos, conocer sus gustos, inquietudes, pasatiempos. ¿Te has preguntado cuál es el color favorito de tu hijo? ¿has platicado con él de lo que te gusta y lo que le gusta a él? ¿Sabías que los adolescentes no son rebeldes porque sí, sino más bien porque no se sienten amados y atendidos?

Es una gran oportunidad para fortalecer los lazos familiares y aprender a aceptar al otro. No visualices este encierro como una carga más, más bien determina qué es lo que quieres aprender de todo esto y comparte con tu familia.

8. Los adolescentes no sólo tienen que estudiar, también tienen que hacer ejercicio, comer sanamente y realizar otras actividades recreativas. En este sentido la importancia de elaborar un calendario u organizador, para que tengan la oportunidad de realizar otras actividades que les gusten. Comer alimentos nutritivos y no dejar de hacerlo, también la falta de alimento baja las defensas del cuerpo y pueden enfermar.

9. Si consideras oportuno tener una videoconferencia en línea con las autoridades de la escuela, llamada telefónica, correo, etc., solicítala, puede ser una gran oportunidad para que haya trabajo en equipo en beneficio de tu hijo durante este tiempo.

La comunicación es la clave de todo.

10. Tú también debes cuidarte, no estás exento de enfermar y si eres la fortaleza de tu familia (seas mamá o papá), será más complicado para todos. Toma las medidas necesarias para prevenir cualquier situación de salud.

Recuerda que lo antes mencionado puede variar dependiendo el contexto, la situación de cada familia y las características de las escuelas.

Lolita, de Vladimir Nabokov
Perdón amigos, les fallé

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