En esta vida no se trata de que entre más años cumplas más maduro te vuelves, la verdad de todo es que la edad no tiene nada que ver con la experiencia, el apagar más velas en tu pastel; no te hace una persona llena de sabiduría, cordura, prudencia, empatía, enseñanza e inteligencia; eso lo vas adquiriendo conforme vas experimentando y enfrentándote a diversos tipos de situaciones.
La realidad de las cosas es que la edad no hace que una persona sea una experta en cualquier materia, un as en cualquier circunstancia o situación. Lo verdaderamente real del asunto es que aquello que te da la experiencia y madurez necesaria es tan solo y sencillamente la vida misma.
Todos somos completamente distintos de eso no hay duda alguna, y todos pasamos por diferentes procesos de enseñanza, cada uno va tomando diferentes comportamientos ante diversas situaciones que vayan enfrentando y cada persona va madurando y aprendiendo lecciones según sus pensamientos, emociones, sentimientos e incluso valores.
En el transcurso de nuestras vidas, la verdad es que pasamos por tantas cosas, ya sea en cuestiones laborales, personales, familiares e incluso de tipo amoroso y todo ese conjunto de circunstancias que pasamos es lo que nos va dando la suficiente experiencia; nos abre los pensamientos, los sentimientos, nos enseña el significado de la voluntad, del esfuerzo, del trabajo, de la perseverancia, de la determinación, de la autovaloración, nos despeja y da madurez a pesar de la edad cronológica.
Todos aquellos tropiezos, cada fracaso, nuestros errores, las caídas, los sueños truncados, las metas inconclusas, las soledades vividas, las pérdidas irreparables, los desamores constantes, las tragedias sufridas, las situaciones laborales, las derrotas, las molestias, los distanciamientos, las presiones, los abandonos, las infidelidades, los cambios, las ilusiones concluidas, las promesas no cumplidas; total un sinfín de eventualidades con las cuales día con día nos vamos enfrentando en un mundo sin tregua nos ayuda a ir adquiriendo día a día muchísima más experiencia y sabiduría.
Todo eso que día a día vamos enfrentando nos ayuda a formarnos, a mentalizarnos, a crearnos mejores expectativas, a hacernos más selectivos, reacios, inmunes, fuertes, luchadores, analistas, exigentes, capaces, tercos, menos soñadores y más realistas, menos existencialistas y más objetivos, todo nos da excelentes aprendizajes para ir sobrellevando nuestra existencia.
Lo que sí es claro es que en ocasiones la edad es un proceso que constituye aprendizajes, enseñanzas y autonomía, las personas que se vuelven expertas son aquellas que a pesar de su edad, han tenido una amplia trayectoria en cuanto a sus vivencias, que han pasado por cantidad de lecciones, pero sobre todo que han aprendido de todas ellas.
Es más que claro que solo ser un simple espectador, el escuchar y observar no ayuda bastante, es necesario haber vivido tal o cual circunstancia para conocer a ciencia cierta que podemos hacer en caso de volver a pasar por algo similar, que es lo que debemos nuevamente evitar para mejorar, que cambios hay que hacer, conductas que modificar, situaciones que persuadir y que la lección de nuestras derrotas o errores haya sido muy bien aprendida.